El secretario de Defensa de EE UU mostró imágenes aéreas que revelan la cercanía del caza chino al avión espía.

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JAVIER CORTINES-PEKÍN El Gobierno chino reconoció ayer por primera vez en dos semanas, la muerte del piloto del F-8 que chocó en el aire contra un avión espía norteamericano que, tras el accidente, realizó el pasado 1 de abril un aterrizaje forzoso en la isla de Hainan (sur de China). «La búsqueda del piloto Wang Wei, que se daba por desaparecido hasta ahora, concluyó a las 06.00 hora local del sábado, diez de la noche en España, según anunció la agencia estatal Xhinhua tras advertir a Estados Unidos que «ha manipulado el incidente» y que Pekín «se siente herido» por la actitud «agresiva» de Washington.

En un tono que avecina un nuevo enfrentamiento diplomático con Estados Unidos, el comunicado oficial agrega que «tras un rastreo a fondo del Mar del Sur de China en busca del piloto, todo indica que 'el héroe' no podrá ser hallado con vida». En las labores de búsqueda y rescate del piloto participaron durante cerca de dos semanas más de 10.000 hombres del Ejército y la Marina china en una operación en la que participaron 107 aviones, 95 buques y numerosos barcos de pesca que rastrearon un aérea de 290.000 millas.

Por otro lado, el secretario estadounidense de Defensa, Donald Rumsfeld, presentó el viernes la versión americana del incidente. «El piloto del F-8 que chocó al EP-3 hizo dos vuelos agresivos. En uno de ellos, se acercó entre tres y cinco pies (de 1 a 1'5 metros) al aparato estadounidense. En el tercer vuelo, se acercó demasiado y tocó la hélice del motor exterior (...). El F-8 se partió en dos y cayó al mar. La colisión provocó la ruptura de la proa del EP-3 y dañó el segundo motor derecho, y los pedazos de metal entraron al fuselaje», señaló. «En segundo lugar, en cuanto a la entrada en el espacio aéreo chino, todo el mundo entiende bien que según los acuerdos internacionales, si un aparato se encuentra en peligro, lo avisa a través de las ondas internacionales usuales», añadió.

Mientras tanto, en Pekín, el ministro de Asuntos Exteriores chino, Zhang Qiyue dijo que «el caso aún no ha sido cerrado. Pekín exigirá responsabilidades a Estados Unidos y se mantendrá firme en su demanda de que debe terminar de una vez por todas los vuelos de sus aviones de reconocimiento cerca de nuestras costas», matizó Zhang. Zhang añadió que «Estados Unidos intenta evadir responsabilidades con mentiras y que será necesario aclarar este asunto en negociaciones posteriores, para que mejoren nuestras relaciones bilaterales». «En este incidente China es la víctima. Si Estados Unidos no asume su culpa, sólo Washington será el responsable del deterioro que provocará en las relaciones entre ambos países», indica el ministro Zhang.

El pasado jueves China autorizó a un Boeing 737 fletado por el Pentágono que aterrizara en Hainan para trasladar a los tripulantes del EP-3 a Honolulú (Hawai), con lo que se puso fin a un cautiverio que abrió una aguda crisis entre ambas potencias. En sus interrogatorios en Honolulú, los tripulantes del EP-3 responsabilizaron de la colisión al caza chino ya que, según ellos, el avión espía navegaba con el piloto automático y, por lo tanto, no pudo realizar un giro brusco en el aire, como afirma Pekín.

El próximo miércoles está prevista una reunión en Pekín o en una ciudad estadounidense entre representantes de los gobiernos de ambos países para aclarar este asunto, que amenaza con un nuevo pulso entre el gigante asiático y EE UU. Todavía está retenido en la isla subtropical de Hainan el EP-3 Orión, que los chinos al parecer han saqueado para «destripar sus equipos de espionaje» y los norteamericanos desean que sea devuelto lo antes posible para concluir con Pekín «una batalla pírrica». Pekín ignoró las explicaciones norteamericanas que acusan al piloto chino de causar la colisión entre el EP-3 y el caza F-8 chino, y mantuvo su primera versión de los hechos.