El presidente ruso, Vladimir Putin, realizó ayer un viaje relámpago
a Chechenia, mientras en Moscú subía el tono de las protestas por
la toma ayer por el consorcio del gas Gazprom del canal de
televisión NTV, el único del país crítico con el Kremlin. El viaje
del número uno del Kremlin a la república rebelde se produjo horas
después de que efectivos policiales reemplazaran al servicio de
seguridad de NTV para permitir que la nueva directiva del canal,
cuya legitimidad impugna la plantilla, asumiera el control de la
cadena.
Los periodistas de NTV no aceptaron el nombramiento de Boris
Jordan, empresario ruso-estadounidense, como nuevo director general
de NTV, por considerar ilegal la junta de accionistas en la que fue
designado para el cargo y que se celebró el pasado día 3 de abril.
Según el diario digital «Gazeta.ru», fuentes anónimas del Kremlin
reconocieron ayer que el viaje de Putin a Chechenia, «sin motivo ni
explicación de causa», tuvo como fin «minimizar el efecto
informativo de la toma de NTV».
El cambio de poder en la cadena de televisión se produjo en
ausencia de Yevgueni Kiseliov, director general de NTV relevado de
su cargo por la junta de accionistas celebrada el pasado día 3. «El
poder no ha demostrado que es fuerte, sino grosero», dijo Kiseliov
tras regresar ayer de urgencia a la capital rusa.
«Lo que ha ocurrido esta madrugada muestra que en nuestro país
se se ha acabado no sólo la libertad de prensa, sino también la
legalidad», declaró el diputado del partido Unión de Fuerzas de
Derecha Serguéi Yushenkov. Mientras, Vladimir Moroz, fiscal adjunto
de Grozni, la capital chechena, murió ayer acribillado a tiros
cuando regresaba de practicar una diligencia judicial en uno de los
distritos de la ciudad.
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