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PATRICIA SOUZA-WASHINGTON Los atentados terroristas en EE UU han exacerbado los factores de riesgo e incrementado la incertidumbre en un panorama económico mundial ya de por sí sombrío a causa de la brusca desaceleración, alertó ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI). El FMI se esforzó ayer en destacar que el mundo no entrará en recesión este año, aunque admitió que «lo más probable» es que EE UU, «motor» económico mundial durante la pasada década, sí sufra un crecimiento negativo, en parte por los atentados del 11 de septiembre que hicieron tambalearse al sistema financiero global.

El documento prevé un crecimiento mundial de apenas el 2'6 por ciento para este año y de menos del 3'5 por ciento para 2002, pero no toma en cuenta la repercusión de los atentados terroristas en términos estadísticos, lo que pone en duda su valor. Para EE UU, el FMI calcula un crecimiento del 1'3 por ciento durante este año, si bien el jefe economista del FMI, Kenneth Rogoff tuvo una sonora «metedura de pata» cuando, al ser preguntado por si habrá recesión en la primera potencia mundial, se dejó guiar más por su pasado académico que por la cautela que impera en este organismo.

La recesión en EE UU «es un hecho» dijo Rogoff, ex profesor de Harvard, quien posteriormente tuvo que retirar el comentario, lo que le supuso un accidentado debut en el puesto. El informe del FMI revisa a la baja las previsiones para todas las regiones del mundo que realizó hace tan sólo cinco meses, algo de lo que sólo se salva China. Para América Latina el organismo multilateral se reserva su revisión a la baja más brusca, de dos puntos porcentuales.

La eurozona crecerá este año un 1'8 por ciento, aunque por encima de las otras grandes áreas monetarias, EE UU y Japón, este último inmerso en la cuarta recesión de una década y con una previsión de crecimiento negativo del 0'5 por ciento para 2001. Para España, el Fondo calcula que el crecimiento de su PIB será del 2'7 por ciento en 2001 y del 2'8 en 2002, por debajo de lo que estima el Gobierno español, pero por delante de muchas otras naciones de la Eurozona. El organismo multilateral está convencido de que en 2002 se constatará una recuperación en la mayoría de las regiones del mundo y consideró que existen razones para «un cauto optimismo».