Presionada por el recelo internacional, la Alianza del Norte dejó
de momento sus ambiciones y aceptó ayer acudir a una reunión fuera
de Afganistán para estudiar la formación de un gobierno postalibán,
posiblemente la próxima semana. El ministro de Asuntos Exteriores
de la Alianza, Abdulá Abdulá, expresó en la capital uzbeka el
acatamiento por parte de su formación de uno de los requisitos de
la ONU para evitar nuevos derramamientos de sangre: un encuentro al
más alto nivel fuera de Afganistán.
Gracias a la ayuda de las bombas estadounidenses, la Alianza se
ha hecho con el control de buena parte de Afganistán, incluida la
capital, Kabul, y ahora comienza a reclamar su papel protagonista
en el futuro político.
Naciones Unidas intenta poner de acuerdo al mayor numero de
líderes de grupos afganos para celebrar una conferencia en la que
se decida la formación del gobierno de Afganistán. El que fuera
presidente del país, Baharudin Rabbani, llegado el pasado miércoles
a Kabul después de más de cinco anos de exilio, se reunió ayer
durante casi una hora en la capital afgana con el adjunto del
representante de Naciones Unidas para Afganistán, Francesc
Vendrell.
Rabbani, que recibió a Vendrell en lo que hasta hace muy poco
fue la sede del ministerio del Interior de los talibanes, fue
invitado por Naciones Unidas a participar en la conferencia, cuya
fecha y lugar todavía están por decidir. «Confiamos en que su
respuesta sea positiva», manifestó en rueda de prensa el portavoz
de la misión de la ONU en Afganistán, Eric Falt, en alusión a
Rabbani, jefe de la Alianza del Norte.
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