Rebeldes chechenos detenidos en Georgia.

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Al menos once militares del Ejército ruso murieron ayer en Chechenia en un atentado que coincide con una fecha significativa para los rebeldes de la región separatista, informaron las autoridades locales leales a Moscú. Ruslán Deminjánov, vicealcalde de Shatói, al sur de la capital chechena, Grozni, informó del fatídico balance de víctimas de la acción guerrillera que se produjo en su localidad. Una mina o un artefacto explosivo de gran potencia activado a distancia, según los primeros datos, hizo saltar por los aires un camión en el que viajaban 33 efectivos de las tropas federales, de los cuales siete resultaron heridos de gravedad.

Rudnik Dudáyev, secretario del Consejo de Seguridad de Chechenia, admitió que varias de las once víctimas fallecieron por retrasarse los helicópteros enviados para evacuarlas y porque el médico local carecía totalmente de instrumentos, vendas y medicamentos. Dudáyev dio cuenta de una operación especial para detener a los autores del atentado, pero se mostró especialmente alarmado por el hecho de que la bomba fue colocada a sólo diez metros de la oficina del comisario militar y a cincuenta de la comandancia de Shatói.

La explosión se produjo en el sexto aniversario de la toma de Grozni por los guerrilleros islámicos el 6 de agosto de 1996, en el curso de la primera guerra chechena de 1994-96. Aquel acontecimiento precipitó el fin negociado de la guerra, que significó de hecho la derrota del Ejército ruso y la independencia de la república. Pero una incursión guerrillera en 1999 en la vecina república de Daguestán, seguida de una serie de terroríficos atentados en Moscú y otras ciudades rusas con el saldo de 292 muertos, desató la segunda contienda, que cumplió tres años el pasado día 2. El último ataque se produce a pesar de que las tropas rusas, como cada año en agosto, extremaron las medidas de seguridad por toda Chechenia en prevención de una ofensiva rebelde.

Medidas de seguridad extraordinarias se adoptaron en particular en Grozni, Gudermés y otros centros administrativos de la república secesionista, al obtener el espionaje militar ruso datos operativos sobre planes de ataque de la guerrilla. Pero los rebeldes, fieles a sus métodos de golpear donde menos los esperan, actuaron en Shatói, un distrito considerado como «uno de los más tranquilos de la república», según Rudnik Dudáyev. El alto cargo informó de que la Fiscalía de Chechenia abrió un expediente por «terrorismo» y «asesinato», y de que la instrucción del caso la lleva a cabo un grupo de agentes al mando del jefe de los servicios secretos rusos en Chechenia, el general Serguéi Bábkin.

El golpe resultó especialmente sensible en la república debido a que todas las víctimas eran chechenes prorrusos reclutados por el Ejército ruso, la mayoría habitantes de la zona. Según fuentes de la Administración de Shatói, entre los muertos figuran tres sobrinos del actual líder islámico de Chechenia leal a Moscú, el «mufti» Ajmad Jadzhí. El atentado se produjo pocas horas después de que un portavoz del mando ruso asegurara que la situación en la república está «bajo control».

Rebeldes chechenos
Los siete rebeldes chechenos detenidos el pasado sábado en Georgia solicitaron por medio de sus abogados a las autoridades del país no ser extraditados a Rusia a pesar del requerimiento en este sentido formulado poco antes por el presidente ruso, Vladimir Putin. Los detenidos están dispuestos a reconocerse culpables de los cargos de paso ilegal de la frontera georgiana, así como de transporte de armas y explosivos, y aseguran querer colaborar con las autoridades, según indicaron sus abogados.