El Gobierno francés nombrará en las próximas semanas a un nuevo
presidente para France Telecom, ahora que Michel Bon ha tirado la
toalla después de una pérdida semestral récord, y ha prometido su
apoyo a la operadora, cargada con una deuda histórica. La continua
incertidumbre sobre un plan de saneamiento decepcionó a los
mercados financieros, para los que lo más urgente es una solución a
la deuda de 69.700 millones de euros registrada hasta finales de
junio pasado.
La operadora anunció el jueves por la noche, al término de un
Consejo de Administración, pérdidas netas de 12.176 millones de
euros en el primer semestre, a causa de provisiones excepcionales
por más de 11.000 millones. Estos elementos extraordinarios
incluyen 7.300 millones de euros en provisiones de riesgo para
MobilCom, filial alemana de móviles de la que France Telecom compró
un 28'5% en el 2000 por 3.740 millones de euros y a la que ha
decidido cortar ahora su apoyo financiero, lo que parece condenarla
a la quiebra.
Por su parte, la operadora Mobilcom anunció ayer que se
declarará próximamente en suspensión de pagos tras la decisión de
su accionista France Télécom de no proseguir con su apoyo
financiero, lo que pone en peligro la continuidad de sus 5.500
empleos. Debido a las pérdidas semestrales récord -que se suman a
las de 8.240 millones, también por provisiones de depreciación de
activos registradas en 2001-, Michel Bon, presidente de Telecom,
ofreció su dimisión al Gobierno, que la aceptó, aunque seguirá en
el cargo hasta que se nombre un sucesor.
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