Los ecuatorianos decidirán ayer, en la segunda vuelta de las
elecciones presidenciales, quién será la persona que asumirá la
batuta del país centroamericano durante los próximos cuatro años,
bajo el paraguas de las críticas del candidato favorito en las
encuestas, el ex coronel golpista Lucio Gutiérrez, que apuntó a
irregularidades electorales en estratégicas regiones del sur de
Ecuador, y de un paro en la provincia de Chimborazo.
Gutiérrez, que depositó su voto por la mañana en Quito, no citó
específicamente en las denuncias de irregularidades a su rival, el
multimillonario conservador Àlvaro Noboa, quien votó en Guayaquil
(suroeste), su bastión electoral. Según el ex militar, las
irregularidades estaban afectando a las provincias de Guayas "la
más poblada del país y de la que Guayaquil es capital", Manabí y
Los Ríos, aunque se abstuvo de precisar si eran presiones a los
electores o fallos en el registro de las papeletas.
Según la última encuesta difundida ayer por la empresa privada
Informe Confidencial, Gutiérrez obtendría la presidencia con el 39%
de los votos, mientras que Noboa conseguiría un 38%. Los datos
revelan que el multimillonario recortó distancias con respecto al
sondeo difundido hace una semana y que concedía a Gutiérrez el 53%
de los votos y a su adversario el 25%.
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