«Claro que estamos dispuestos a conversar», declaró Kelly en
Seúl. «Una vez que hayamos dejado atrás el asunto de las armas
nucleares, habrá oportunidades de Estados Unidos, de su
inversionistas privados, y de otros países, para ayudar a Corea del
Norte en el tema de su escasez de energía».
Corea del Norte, que según Washington podría estar fabricando
armas nucleares y tendría dos totalmente listas en su arsenal, se
convirtió el sábado en el primer país en retirarse del Tratado de
No Proliferación (TNP) de armas nucleares, lo que causó alarma en
sus países vecinos y la condena internacional. Horas después, Corea
del Norte dijo que era libre de reanudar los lanzamientos
experimentales de misiles, incrementando así la tensión con Estados
Unidos, en un aparente intento de forzar a Washington a iniciar
negociaciones. Algunos analistas dicen que el líder de Corea del
Norte, Kim Jong-il, está preocupado por la supervivencia de su
Gobierno desde que el presidente estadounidense catalogó el año
pasado a Corea del Norte como parte de un «eje del mal», junto a
Irak e Irán.
Por su parte, Pyongyang aseguró ayer que no se propone fabricar
armas atómicas y no descarta volver al TNP si EEUU acepta un
«diálogo justo» y sin presiones. Pero la Embajada norcoreana en
Moscú advirtió que Pyongyang recibirá como una «declaración de la
guerra» la imposición de sanciones por el Consejo de Seguridad de
la ONU y que responderá «con extrema dureza» a una acción militar
en su contra.
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