El presidente norteamericano se refirió, en este sentido, a una
eventual marcha al exilio de Husein -un supuesto que se repite
desde hace días en los comentarios de miembros de la Administración
de Washington- como una posibilidad que la Casa Blanca vería de
manera muy favorable. «Si (el líder iraquí) decidiera dejar el país
junto con el grupo de sus esbirros que han torturado al pueblo de
Irak, nosotros lo acogeríamos muy bien, por supuesto, me sentiría
muy satisfecho», subrayó Bush.
El proceso diplomático «es cuestión de semanas y no de meses»,
aseguró Bush, quien dijo seguir manteniendo la esperanza, a pesar
de todo, «de que la presión del mundo libre convencerá a (el líder
iraquí) Sadam Husein de que debe renunciar al poder».
El presidente Bush declaró ante la prensa, antes de reunirse en
la Casa Blanca con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi,
que es consciente del «precio de la guerra» y reiteró también que
«el uso de la fuerza militar es mi última elección, no la
primera».
La variante del exilio de Sadam Husein fue inicialmente sugerida
por el Gobierno de Arabia Saudí, cuyo ministro de Exteriores, el
príncipe Saud Al Faisal, estuvo también hoy en la Casa Blanca. El
portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, no quiso comentar en
rueda de prensa si el asunto estaría en la agenda de la
conversación y destacó que, al igual que la cuestión del desarme,
«es una decisión que está únicamente en las manos del líder
iraquí».
No obstante, Fleischer añadió que «cuanta más presión se ejerza
sobre Sadam Husein y más unido esté el mundo, más posibilidades hay
de que la crisis se solucione de manera pacífica». Fleischer
subrayó que esta presión debe mantenerse en un momento que
consideró «crítico», en el que la evidencia de que el líder iraquí
sigue engañando a la ONU «tiene el tamaño del monte Everest» y en
el que EEUU cuenta con apoyos internacionales suficientes.
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