Según la legislación holandesa, esta pena se reduce en la práctica
en un cuarto, por lo que el asesino de Fortuyn permanecerá como
máximo en prisión un período de 12 años.
Con este veredicto, el juez Frans Bauduin rechazó la aplicación
de la cadena perpetua que el fiscal del caso, Koos Plooy, solicitó
para el asesino del político, que ha dejado una gran huella en la
historia política holandesa.
El veredicto de 18 años contra Volkert van der Graaf, que
engloba los crímenes de asesinato premeditado, tráfico y posesión
de armas y amenaza, pone fin a la historia de un asesinato sin
precedentes en la historia política holandesa.
El veredicto del juez fue seguido por gritos de protesta
emitidos desde la tribuna pública de la Sala del Tribunal por
simpatizantes del político populista asesinado.
Si bien el juez Bauduin reconoció que el crimen contra Fortuyn
había «violado de forma extraordinaria el orden del Derecho»,
argumentó, en contra de los fiscales, que el asesinato no podía ser
considerado como un «peligro en contra de la existencia de la
Democracia».
El juez dijo que objetivamente sólo se podía constatar que el
crimen contra Fortuyn había influido en el proceso electoral de
mayo del 2002, pero no lo había dañado de forma «irreparable».
Pim Fortuyn, de 54 años, fue asesinado de cinco tiros, que le
alcanzaron órganos vitales como el cerebro y los pulmones, en el
parque mediático de la localidad de Hilversum después de haber
concedido una entrevista para la radio.
Fundador del partido de carácter populista Lista Pim Fortuyn
(LPF), había polarizado el debate político holandés durante la
campaña electoral de 2002 con un programa xenófobo que abogaba por
el cierre de las fronteras holandesas a nuevos flujos de
inmigrantes así como por las acusaciones directas contra la cultura
musulmana, a la que calificaba de «retrógrada».
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