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A pesar de que la previsión inicial era fumigar únicamente 500 hectáreas de pinares en Eivissa, la conselleria balear de Medi Ambient ha decidido ampliar el área de actuación a 8.000 hectáreas tras comprobar que se había duplicado el número de capturas de procesionaria en la isla a través de las trampas de feromonas que se colocan en los meses de agosto, septiembre y octubre. Según explicaron fuentes de la conselleria, el año pasado sólo se recogieron 2.000 orugas mientras que en 2003 el número ha ascendido a 4.000, lo que puso sobre aviso a los técnicos de Medi Ambient, que se percataron de la posibilidad de que en zonas de costa y pobladas hubiera aumentado esta plaga.

Hace tres días que se ha puesto en marcha en Eivissa el plan de control integral contra la procesionaria. Una avioneta trabaja en las labores de fumigación que se han iniciado en Sant Joan y que se prolongarán durante aproximadamente una semana. Por ahora, se ha actuado sobre 5.000 hectáreas de pinares. Básicamente las zonas en las que se está interviniendo son Cala Llonga, Cala Boix, Cala Mastella y Aigües Blanques, en Santa Eulària, y Cala Sant Vicent y la zona de la costa norte de Sant Joan. Además se actuará en los municipios de Sant Antoni y Sant Josep.

Para la fumigación se emplea un tratamiento de tipo biológico que utiliza una bacteria conocida como Bacillus Thuringiensis. A parte de la fumigación, también se están colocando en los «puntos negros» de la isla nidos para los murciélagos, los mayores depredadores de procesionaria.