El cuartel general de los Carabinieri en Nasiriya quedó destrozado por el atentado suicida.

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MIGUEL ROVIRA-NASIRIYA

El capitán de la policía iraquí Jalil Sheleish, que colaboró en las labores de rescate de víctimas, explicó que muchos de los heridos son civiles que circulaban en automóvil o transitaban por las inmediaciones del inmueble, y que entre ellos figura un numero indeterminado de jóvenes estudiantes de una escuela de magisterio situada en las proximidades. Ansiosos por conocer la suerte de sus parientes, cientos de familiares se agolpaban anoche ante el Hospital Central de Nasiriya, en cuya entrada las autoridades médicas habían colocado una lista con los nombres de 84 iraquíes que habían sido ingresados tras la explosión.

En Roma, el ministro de Defensa, Antonio Martino, detalló que los muertos italianos en el atentado eran doce miembros de los Carabinieri, cuatro militares y dos civiles. De acuerdo con el relato que hicieron habitantes de la ciudad, el atentado tuvo lugar hacia las 10:30 hora local, cuando el copiloto de un automóvil marca Chevrolet abrió fuego contra los guardias que vigilaban el edificio italiano.

Casi de inmediato, el conductor estrellaba el vehículo lleno de explosivos contra la construcción, de tres plantas, que era la antigua Cámara de Comercio de Nasiriya y situada frente al río Éufrates, que divide en dos a la ciudad. El impacto provocó el incendio de un camión cisterna de los carabineros que se disponía a salir a circular por el núcleo urbano, y causó un cráter de al menos tres metros de profundidad ante el inmueble, que quedó parcialmente destruido. Además se incendiaron edificios de los alrededores, uno de ellos un arsenal, que ocasionó nuevas explosiones.