Las tropas estadounidenses encontraron en la calle, y muy cerca del
Sheraton y del Palestina, la lanzadera que emplearon los atacantes,
en la que según dijo un oficial estadounidense, permanecían otros
cuatro cohetes anticarro conectados al dispositivo de disparo,
accionado mediante una batería de automóvil.
Los ataques a los céntricos hoteles Palestina y Sheraton y al
que tuvo como objetivo el Ministerio fueron perpetrados casi de
forma simultánea. Un empresario estadounidense sufrió heridas de
carácter grave y un trabajador iraquí fue ingresado con profundos
cortes causados por el desplome de la enorme luna de cristal que
cubría el salón de entrada del Sheraton.
Los atacantes agudizaron su ingenio al esconder en rudimentarios
carritos para la venta ambulante de comida, las lanzaderas que
utilizaron para disparar los cohetes contra los dos hoteles y el
ministerio.
Tres proyectiles impactaron en la fachada norte del hotel
Palestina, y otro que alcanzó la decimosexta planta del Sheraton,
situados dentro de un recinto protegido por bloques de cemento de
dos metros de altura, rodeados de alambradas de espinos, y
protegido por soldados estadounidenses, apoyados siempre por al
menos dos tanques.
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