La medida, que alcanza también a los convictos de narcotráfico, fue
anunciada por el ministro de Estado, Adnan Al Janabi, al día
siguiente de que el Gobierno declarara una amnistía limitada que
excluye los delitos de sangre.
La pena de muerte y la amnistía forman parte de la estrategia
que ha adoptado el Gobierno del primer ministro interino, Iyad
Alaui, con el propósito de acabar también con la criminalidad,
incluido el secuestro de personas.
«Tenemos antes nosotros la dura tarea de mantener la seguridad y
la estabilidad de este país, combatir el terrorismo y el crimen
organizado», manifestó el ministro de Estado.
El anuncio de la reintroducción de la pena capital coincidió con
la emisión por parte del canal de televisión árabe «Al Arabiya» de
una filmación en la que un grupo autodenominado Ejército Islámico
en Irak se atribuía el secuestro del cónsul iraní en Bagdad.
Según los secuestradores, el cónsul iraní a quien identificaron
como Fereidoun Jahami, fue capturado en Kerbala en poder de
documentos que evidenciaban que su misión era de la fomentar la
inestabilidad en esa ciudad situada a unos cien kilómetros al sur
de la capital iraquí.
Este mismo grupo fue el que secuestro el pasado 4 de julio al
ciudadano filipino Angelo de la Cruz, a quien liberó el 22 de ese
mismo mes después de Filipinas retirara de Irak a su contingente de
54 soldados, a raíz de la amenaza de ejecutarlo.
La pena de muerte fue suspendida el pasado año por el antiguo
administrador civil de Irak, el estadounidense Paul Bremer, tras la
caída en abril de Sadam Husein, e instaurada el 30 de junio, horas
después del traspaso de poderes al Gobierno interino.
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