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Más de treinta millones de egipcios están convocados hoy a votar en las primeras elecciones presidenciales de la historia de su país, en las que compiten diez candidatos, incluido el actual gobernante y máximo favorito, Hosni Mubarak.

Las organizaciones no gubernamentales, así como numerosos jueces, han denunciado, no obstante, varias «irregularidades» en la actuación de esa comisión, y aseguraron que en todo Egipto sólo hay «poco más de 7.000 jueces, de los que muchos se encuentran fuera del país».

Hombres y mujeres mayores de 18 años tendrán que marcar uno de los diez cuadritos en la papeleta de voto en 10.194 colegios electorales por todo el país, el más poblado del mundo árabe.

De los más de 72 millones de habitantes de Egipto, un total de 31.995.000 tienen derecho a voto, que todos podrán ejercer con el carnet de identidad salvo los desplazados, a los que no se permitirá votar sin presentar una tarjeta electoral.

Según la comisión encargada de organizar el proceso, un total de 13.000 jueces supervisarán los comicios, así como el recuento de votos, en presencia en muchos casos de interventores de los diez candidatos en las 26 provincias del país, y los resultados de los comicios no se darán a conocer hasta el próximo sábado.

Según dijo a Mohamed Zarea, de la Campaña Nacional para Supervisar las Elecciones, un total de 2.200 togados han sido excluidos debido a sus posiciones opositoras y a sus exigencias en favor de la independencia del Poder Judicial.

Por otra parte, el Gobierno egipcio garantizó ayer que los comicios serán «limpios», aunque un estudio independiente dice que el presidente, Hosni Mubarak, contó con ventaja en la cobertura informativa de los medios del país.

En una rueda de prensa celebrada en la capital, el primer ministro, Ahmed Nazif, rebatió las acusaciones de que el mandatario y máximo favorito a la victoria haya contado con ventaja alguna a lo largo de los dieciocho días de campaña electoral.

Según el primer ministro, la campaña, que concluyó el pasado domingo, ha servido «para que todos los candidatos, usando todos los medios, hayan expresado sus propuestas sin cortapisas ni controles gubernamentales».

«La campaña prueba que tanto el gobierno como la población quieren tener elecciones libres y que el país es capaz de llevar adelante la reforma política iniciada», expresó radiante el primer ministro.