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El canciller alemán, Gerhard Schröder, lanzó ayer un guiño a la inmigración turca, colectivo que incluye a medio millón de «nuevos alemanes» con derecho a voto, al recordar que su Gobierno es el abanderado del ingreso de Turquía en la UE, frente al rechazo conservador a la incorporación de ese país.

La discusión sobre el inicio de las negociaciones con Turquía no debe derivar en una «guerra de culturas», advirtió Schröder, desde la redacción del diario turco «Hürriyet», el más leído entre la comunidad germano-turca.

Hay que evitar todo uso electoralista de esa cuestión, añadió el canciller y candidato a la reelección el día 18, en su visita al grupo Dogan Media, que además de ese diario tiene varios canales de televisión, entre ellos Kanal D y CNN Türk. Schröder aludía así a las filas de la aspirante cristianodemócrata, Angela Merkel, contraria al ingreso de Turquía, como buena parte del electorado alemán.

Según una encuesta reciente de la televisión pública, un 62% de los alemanes rechaza la incorporación de Turquía en la UE, frente al 33% que se pronuncia a favor. Con los sondeos en la mano, la posición de la Unión Cristianodemócrata y Unión Socialcristiana de Baviera (CDU/CSU), por las que se presenta Merkel, conecta mejor con el elector en esa cuestión.

Ni Schröder ni su ministro de Exteriores, el verde Joschka Fischer, se han desmarcado en la campaña de esa línea favorable a la adhesión, apuntalada en la consideración de Turquía como país estratégico para la política de seguridad comunitaria.

Sí tuvo, en cambio, un tono algo electoralista la visita de Schröder a «Hürriyet», en el esprint de una campaña que empezó con clara ventaja de Merkel pero en la que el canciller ha mostrado sus dotes para recuperar terreno cuando todo parece perdido.