El presidente estadounidense, George W. Bush, asumió ayer «toda la
responsabilidad» por los fallos cometidos por el Gobierno federal
en la respuesta a los efectos devastadores del huracán Katrina,
según declaró en una rueda de prensa conjunta con el presidente
iraquí, Yalal Talabani.
Según 'The Washington Post', la tasa de desaprobación de Bush es la
más alta sufrida por el mandatario desde que comenzó su primer
mandato en 2001. Un 42% de los encuestados, sin embargo, respalda
su trayectoria. En el caso de la crisis del Katrina, son más los
estadounidenses que creen que al menos una parte de la
responsabilidad recae en las autoridades locales y estatales. El
76% de los encuestados está a favor de una investigación
independiente -como la de la Comisión que investigó los atentados
del 11-S- sobre la respuesta federal al Katrina.
Mientras, un 54% de estadounidenses desaprueba la manera en que
Bush ha afrontado la gestión del impacto del Katrina, y un 57%
critica su gestión en general, según una encuesta del 'Washington
Post' y la cadena ABC publicada ayer por el diario. A todo esto hay
que añadir que Bush regresará a Luisiana mañana para observar los
daños del huracán.
Bush reconoció además en la rueda de prensa junto a Talabani que
Katrina «puso de manifiesto serios problemas en la capacidad de
respuesta» de Washington a un desastre de gran magnitud. «El
Gobierno federal no cumplió cabalmente con su responsabilidad y yo
asumo toda la responsabilidad», indicó el mandatario, recordando la
necesidad de hallar una respuesta que explique por qué el Ejecutivo
falló.
El mandatario estadounidense recordó también que ayer estuvo por
tercera vez en la zona del desastre y defendió a todos los
funcionarios del Gobierno que están trabajando por garantizar el
bienestar de los damnificados. «No voy a defender el proceso que
tiene lugar allí, sino a la gente que está al frente de esta tarea
(...), a la gente que ha trabajado muy duro para salvar vidas»,
señaló.
Además, las opiniones sobre la gestión de Bush tienen un
componente racial: mientras tres de cada cuatro blancos no creen
que el Gobierno federal hubiera respondido más rápido si la zona
afectada por el huracán estuviera poblada por blancos ricos, tres
de cada cuatro negros consultados se mostraron convencidos de que
la ayuda habría llegado antes si las víctimas hubieran sido
mayoritariamente blancas.
Un 63% de los encuestados de raza negra opinó que los problemas
en el reparto de la ayuda son una prueba de que la desigualdad
racial persiste en el país, pero siete de cada 10 blancos no
comparten esa opinión. Bush hizo hincapié ayer precisamente en
descartar cualquier tipo de discriminación racial en el reparto de
ayuda.
Por otro lado, la encuesta revela que el apoyo con el que cuenta
Bush entre los republicanos ha caído desde el 91% en enero hasta el
78% actualmente. Con todo, un 50% de los estadounidenses sigue
caracterizando a Bush como un «líder fuerte», 12 puntos menos que
en mayo de 2004.
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