Los bomberos observan los restos humeantes de un almacén calcinado durante los disturbios.
París06/11/05 0:00
El Ejecutivo quiso sobre todo dar la impresión de estar movilizado frente a un saldo de casi 900 vehículos incendiados en la novena noche consecutiva de altercados en los que la policía detuvo a más de 250 personas, y que por segunda vez no sólo no se limitaron a la periferia de París, sino que se extendieron a muchas otras ciudades de toda la geografía de Francia.
Al criticado ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, le tocó el papel de asegurar que el Ejecutivo es «es unánime» sobre la necesidad de aplicar «firmeza» frente a los disturbios. «Todo el mundo debe entender que quemar un vehículo es injusto para el propietario del vehículo y puede costar caro en términos de condenas», subrayó.
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