El presidente iraquí, Yalal Talabani, durante la rueda de prensa ofrecida ayer en El Cairo.

TW
0

EFE-EL CAIRO/BAGDAD
El presidente Talabani dijo que no ha habido ningún contacto con los grupos insurgentes, pero afirmó que «soy el presidente de todos los iraquíes y doy la bienvenida a cualquiera que decida deponer las armas». El dirigente iraquí expresó esta postura durante una rueda de prensa ofrecida al margen de una reunión para la reconciliación nacional iraquí, que representantes del Gobierno y de los distintos grupos religiosos y étnicos de Irak celebran desde el sábado en El Cairo.

«Estas personas son criminales y terroristas que están llevando a cabo un genocidio contra nuestro pueblo», destacó el dirigente iraquí. Sobre «los grupos armados iraquíes», Talabani considera que «son de dos clases: los que intentan lograr el restablecimiento del derrocado régimen (de Sadam Husein), algo que no conseguirán; y los iraquíes que quieren expulsar a las tropas extranjeras de nuestro país».

«Está claro, el terrorismo son aquellas acciones que cometen Abu Musab al-Zarqaui y sus seguidores, así como otros grupos extremistas contra todos los hijos del pueblo iraquí, sean chiíes, suníes o kurdos», dijo Talabani. De esta forma, aludía al grupo «Organización de Al Qaeda para la Guerra Santa en Mesopotamia», que ha asumido la autoría de numerosos atentados terroristas en diferentes áreas de Irak, y que dirige el jordano Al-Zarqaui.

«A estos últimos, les decimos que la solución no son las acciones armadas sino el diálogo político. Irak es ahora un país abierto y todo iraquí puede expresar sus opiniones libremente e incorporarse a un grupo político legal», añadió. Ante una pregunta de si ha mantenido contactos o no con grupos insurgentes, Talabani afirmó que «no ha habido ningún contacto de este tipo», pero insistió en que «soy el presidente de todos los iraquíes».

Mientras, el mando militar estadounidense en Bagdad anunció ayer la muerte en combate de un soldado, el octavo que pierde la vida en Irak el fin de semana. Según un comunicado divulgado anoche, el soldado, perteneciente a la segunda división de los marines, falleció «durante una operación de combate por heridas de arma ligera» en Karmah, a 55 kilómetros al oeste de Bagdad.

En otra nota publicada ayer por la tarde, otro uniformado perdió la vida «en un tiroteo con armas ligeras entablado cuando patrullaba en un área del norte de la capital». El sábado, un marine y quince civiles iraquíes perecieron al estallar una bomba al paso de su convoy por la región de Hadiza, ubicada a unos 260 kilómetros al norte de Bagdad.

Además, otros cinco soldados murieron y cinco más resultaron heridos en dos ataques perpetrados en la ciudad de Baiyi, «también inscrita en el denominado «triángulo suní», corazón de la insurgencia en Irak.