La medida supone el esfuerzo más enérgico de la Casa Blanca para frenar la ejecución de hipotecas de alto riesgo, que se concedieron en los últimos años a personas con mal historial crediticio.
La Asociación de Bancos Hipotecarios informó ayer de que las ejecuciones alcanzaron en el tercer trimestre el nivel más alto desde que la organización empezó a seguir esos datos hace 21 años.
Los créditos de alto riesgo se otorgaron a bajos intereses iniciales, que se ajustan posteriormente al alza. Está previsto que cerca de dos millones de esas hipotecas se revisen a finales del 2008, lo que incrementará el pago típico en 350 dólares, desde los 1.200 dólares de media a los 1.550. Muchos de esos propietarios se ven ahora incapaces de hacer frente a los pagos.
Bush culpó ayer tanto a propietarios como a la industria hipotecaria del actual descalabro, al señalar que algunos consumidores asumieron préstamos que sabían no podrían pagar, y destacar que los bancos fueron «irresponsables» al desarrollar ciertos productos financieros. Reconoció que ante esa tesitura «no existe una solución perfecta» y calificó el acuerdo divulgado hoy como «una respuesta sensata a un serio desafío».
Insistió durante su comparecencia en la Casa Blanca, en la que apareció acompañado del secretario del Tesoro, Henry Paulson, que la propuesta no representa una violación de los principios del libre mercado, como sostienen los críticos.
«No deberíamos rescatar a nuestros prestamistas, a los especuladores del sector inmobiliario o a los que tomaron la insensata decisión de comprar una casa que sabían no podrían pagar», indicó.
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