Los disturbios se saldan, por ahora con la destrucción de 176 bancos, 72 vagones de tren y 18 estaciones de ferrocarril. Foto: MIAN KHURSHEED/REUTERS

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AGENCIAS-ISLAMABAD

El asesinato de Benazir Buttho, la carismática líder del principal partido de la oposición en Pakistán, el Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), está viéndose envuelto en una bruma de sospechas. Mientras que la versión oficial del Gobierno de Pervez Musharraf asegura que la dirigente murió a consecuencia de un golpe en la cabeza tras la explosión del suicida, sus partidarios aseguran que su líder recibió al menos dos disparos y han exigido la autopsia del cuerpo.

Aunque el Ejecutivo pakistaní ha aceptado la exumación del cadáver, las revueltas por el asesinato de la opositora se suceden y en el segundo día de protestas se registraron más de 40 muertos y medio centenar de heridos.

Los alborotadores han destruido 176 bancos, 72 vagones de tren y 18 estaciones de ferrocarril, según informó ayer el portavoz del Ministerio, Javed Iqbal Cheema. Además, en rueda de prensa, reiteró la acusación del Gobierno de que el líder islamista Baitullah Mehsud, al que ligan con Al-Qaeda, estuvo detrás del asesinato de Bhutto, pese a que éste lo negó ayer a través de un portavoz de la organización terrorista en la región, Maulana Omar, que aseguró que Mehsud no tuvo ninguna relación con el ataque. «Esto es una conspiración del Gobierno, el Ejército y los servicios de inteligencia», aseguró el líder islamista.

«Tenemos la prueba de que está implicado», afirmó, por su parte, Cheema. «¿Por qué debería aceptar que lo ha hecho? No le pega, no creo que nadie tenga la capacidad de perpetrar tales ataques suicidas salvo estas personas», añadió el portavoz del Ministerio del Interior.

Asimismo, también respondió a los ayudantes de Bhutto que aseguran que la ex primera ministra murió de disparos de bala y no por un fuerte golpe en la cabeza como asegura el Gobierno. «Os hemos dado hechos absolutos, nada más que hechos», afirmó. «Fue un informe en colaboración con los médicos y en base a las pruebas reunidas», agregó. Para el portavoz, «es insustancial cómo murió, lo que es más importante es quiénes son las personas que la mataron», aunque lo cierto es que acribillar a sus víctimas no es una de las técnicas habituales de Al-Qaeda en la región, donde siempre ha atentado con suicidas.