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EFE-WASHINTON El candidato demócrata a la Casa Blanca, Barack Obama, recibirá mañana el apoyo de su rival Hillary Clinton, tras iniciar un proceso de acercamiento en la reunión que mantuvieron anoche en Washington, que puso fin a una encarnizada campaña.

Según anunció ayer la oficina de campaña de Clinton, la senadora agradecerá su apoyo a sus seguidores en un mitin en el National Building Museum a partir de mediodía (16.00 GMT) en el que pondrá fin a su campaña y pedirá formalmente el apoyo para Obama, que este martes consiguió la candidatura del Partido Demócrata para las presidenciales de noviembre.

Será el primer paso para poner fin a una encarnizada lucha electoral entre ambos que se ha prolongado durante meses y que hizo temer una división de los demócratas ante las elecciones de noviembre.

A solas
El acto tendrá lugar después de que Obama y Clinton se reunieran la noche del jueves en el domicilio en Washington de la senadora por California Dianne Feinstein, una firme partidaria de la senadora por Nueva York y hasta ahora aspirante a la nominación presidencial.

La reunión, a solas entre Obama y Clinton, se produjo en el mayor de los secretos. El senador tenía previsto, según su programa oficial, regresar esa noche a Chicago, donde reside, pero al subir al avión los periodistas que le acompañan encontraron que no estaba. Según explicó Feinstein, los dos llegaron en torno a las nueve de la noche (las tres de la madrugada en Balears) y ella los acomodó en dos sillas, frente a frente, en una sala. Les sirvió sólo agua y les dejó solos. No les acompañaba nadie más: ni asesores, ni esposos. Sus escoltas del servicio secreto se habían apostado fuera de la vivienda.

No ha trascendido lo que hablaron durante la conversación, que duró una hora. Sí se conoce el asunto general: el camino a seguir por el partido de cara a las elecciones de noviembre.

Al término de la reunión, Obama y Clinton avisaron a Feinstein, que se encontraba en el piso de arriba trabajando. La senadora por California asegura que no les preguntó de qué habían hablado, sólo expresó su esperanza de que hubieran podido relajarse un poco y trazar el camino para los próximos meses.

Creo que puedo hablar en nombre de la senadora Clinton, y ella quiere hacer todo lo que esté en su mano para unificar el partido», aseguró.
La aspirante presidencial quiere respetar las opiniones de sus simpatizantes y los intereses de su personal de campaña, pero también «mantener una relación que funcione con el senador Obama, y creo que eso es algo muy positivo».