El primer ministro israelí, Ehud Olmert, ante el cadáver de uno de los soldados devuelto por la milicia de Hezbolá. Foto: EFE

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EFE-BEIRUT

El líder del grupo chií libanés Hezbolá, jeque Hasán Nasralá, apareció ayer y en público por primera vez desde el pasado enero para dar la bienvenida a los cinco libaneses liberados horas antes por Israel en un canje de prisioneros y cadáveres.

Desde la guerra entre Israel y Hezbolá, de julio-agosto de 2006, Nasralá apenas ha comparecido en público y la última vez que lo hizo fue el pasado enero en un acto celebrado en el sur de Beirut con motivo de la festividad chií de la Achura, cuando caminó durante unos minutos y después ofreció un discurso por videoconferencia.

Protegido por dos guardaespaldas, Nasralá saludó a los cinco liberados, que momentos antes salieron de una jaula, pintada de amarillo, después de sacarle los barrotes y portando en sus manos una bandera libanesa y otra del Hezbolá.

El canje de muertos y prisioneros entre Israel y Hezbolá fue completado ayer con la llegada al Líbano de 185 cadáveres entregados por las autoridades hebreas, confirmaron fuentes de la Cruz Roja.

El portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en el Líbano, Christian Cardon, explicó que han recibido 185 cadáveres, «que sumados a los doce de esta mañana son 197, que se han entregado a Hezbolá».

Asimismo, Cardon señaló que antes del intercambio, Hezbolá les informó sobre el estado en que se encontraban los dos soldados israelíes, Ehud Goldwasser y Eldad Regev, ya que no se sabía si estaban vivos o muertos hasta que sus cadáveres fueron entregados ayer a las autoridades hebreas.

«Nosotros se lo comunicamos (el estado de los soldados) a las autoridades israelíes- indicó Cardón-. Después entregamos los dos cadáveres de los militares, y los israelíes los 12 cadáveres y más tarde los cinco presos (libaneses) liberados vivos».

Durante el día de ayer, se ha efectuado un intercambio de prisioneros y muertos entre Israel y Hezbolá.

Mientras que Israel ha entregado los restos de 197 combatientes y cinco prisioneros vivos, el grupo chií traspasó los cadáveres de los dos soldados, capturados el 12 de julio de 2006.