Binyam Mohamed, en el centro, desciende del avión de la RAF que le transportó ayer a Londres. Foto: EDDIE KEOGH/REUTERS

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Amnistía Internacional (AI) denunció ayer en un informe el uso indebido de armamento procedente del extranjero tanto por parte del Ejército israelí como por parte de las milicias palestinas del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) durante la ofensiva israelí en la Franja de Gaza.

Así, AI pidió a la ONU que imponga un embargo de armas y emplazó al ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Miguel Àngel Moratinos, a pedir hoy a la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, que Estados Unidos suspenda la ayuda militar a Israel.

«Las fuerzas israelíes emplearon fósforo blanco y otras armas suministradas por EE UU para cometer crímenes de guerra y otras violaciones graves del Derecho Internacional Humanitario. Cientos de niños y niñas, entre otros civiles, perdieron la vida como consecuencia de los ataques, que también causaron la destrucción masiva de viviendas e infraestructuras, afirmó la presidenta de la delegación de investigación, que viajó a Israel y a Gaza, Donatella Rovera.

«Por otra parte, Hamás y otros grupos armados palestinos dispararon cientos de cohetes introducidos de contrabando o fabricados en zonas civiles de Israel con piezas procedentes del extranjero. Aunque su capacidad letal es muy inferior a la del armamento empleado por Israel, el uso de estos cohetes ha causado la muerte de varios civiles y también constituye un crimen de guerra», prosigue el informe.

Ya antes del conflicto de tres semanas, «quienes armaron a los dos bandos tenían perfecto conocimiento del uso indebido del armamento que ambos hacían sistemáticamente. Por tanto, deben asumir su parte de responsabilidad en los abusos perpetrados con las armas que han suministrado y poner fin de inmediato a esas transferencias».