El Gobierno de Honduras decretó ayer un toque de queda en Tegucigalpa a raíz de los disturbios que se registraron al cierre de una protesta de miles de seguidores del depuesto gobernante, Manuel Zelaya.
Al menos 41 personas están detenidas por participar en los disturbios protagonizados el martes en Tegucigalpa por seguidores del depuesto presidente hondureño, Manuel Zelaya, que causaron un herido.
El portavoz de la Policía Nacional, Orlin Cerrato, informó que, de 50 detenidos inicialmente, nueve fueron liberados y 41 quedaron a la orden del Ministerio Público, acusados de sedición, robo, daños materiales, alteración del orden público y otros delitos.
Según otra fuente policial, ayer quedaron en libertad otras 73 personas, que fueron detenidas temporalmente por violar el toque de queda que el Gobierno de Roberto Micheletti impuso en Tegucigalpa.
Simpatizantes de Zelaya incendiaron un autobús del transporte urbano y un restaurante de comida rápida después de abandonar los alrededores de la Casa Presidencial, donde realizaron un plantón de protesta durante varias horas.
En incidentes previos, un empleado de un restaurante de hamburguesas sufrió una herida de gravedad en un brazo, causada por un cristal cuando presuntamente un activista de Zelaya rompió un ventanal que el trabajador limpiaba en ese momento.
Infiltrados
El dirigente campesino Rafael Alegría, uno de los líderes del movimiento social que exige el regreso de Zelaya, reconoció que los disturbios fueron ocasionados por participantes en la protesta, pero los condenó «de manera contundente», y sostuvo que fue «gente infiltrada» para causar esos daños, a la que «es difícil controlar».
El Frente de Resistencia contra el Golpe de Estado «realmente no comparte ese procedimiento, esas quemas y cosas por el estilo, lo dejamos absolutamente claro», declaró Alegría.
Sin embargo, Alegría indicó que continuarán las protestas en Tegucigalpa y San Pedro Sula.
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