La eurozona hace caso omiso a las presiones de EEUU para que la UE estimule la economía y potencie el fondo de rescate y ayer no logró eliminar las divisiones en su seno que impiden avanzar en el programa de ayuda a Grecia.
Los ministros de Finanzas de la zona euro no aprovecharon la reunión del Eurogrupo para adelantar soluciones a la crisis de deuda y proceder al segundo rescate de Grecia, valorado en 160.000 millones de euros, lo que mereció duras críticas de EEUU, que pide más gasto para reactivar la economía en lugar de recortes.
Italia y España
Por primera vez, un secretario del Tesoro de EEUU participó en la reunión de los 17 titulares de Finanzas de la zona euro, ocasión que Timothy Geithner aprovechó para pedir a la eurozona que potencie el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) mediante un apalancamiento, de modo que pueda proteger a economías de mayor tamaño, como Italia y España.
Mientras, varios estados se muestran reticentes a incrementar aún más el tamaño del FEEF, lo que el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, aclaró con una respuesta poco diplomática dirigida a Geithner: «No estamos discutiendo la ampliación del fondo con países que no son de la eurozona».
También descartó nuevos paquetes de estímulo económico porque los problemas presupuestarios hacen que sean imposibles. Así, los líderes europeos apuestan por los ajustes y recortes, pese a la brusca desaceleración económica que experimenta la eurozona y la crisis de la deuda, algo también criticado por la Confederación Europea de Sindicatos (CES), que con su presidente, Ignacio Fernández Toxo, al frente se reunía también en la ciudad polaca de Breslavia.
Y, mientras, Finlandia insiste en pedir garantías adicionales a Grecia, a cambio de su participación en el rescate. «Hemos concluido que, si se proporcionan garantías, se hará a un coste apropiado», dijo Juncker, ya que se baraja que los países solicitantes reciban un menor interés de sus préstamos como contraprestación a estas exigencias.
Todo ello ha hecho que ahora la zona euro tenga que decidir en octubre y no en septiembre, como estaba previsto inicialmente, si concede o no el sexto tramo de ayuda a Grecia, que asciende a 8.000 millones de euros y que iba a proceder del segundo rescate.
Pero la ministra austríaca María Fekter afirmó que, si se llegase a una situación en la que las medidas acordadas resultasen «más costosas que una alternativa» (la suspensión de pagos), los gobiernos europeos deberían «reflexionar» sobre esa opción.
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