No obstante, España mantendrá su compromiso con Afganistán y dejará 25 militares en Kabul, en el Cuartel General de la misión internacional, liderada por la OTAN, que se extenderá probablemente hasta final de 2016.
Acompañada por el jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante general Fernando García Sánchez, y el jefe del Estado Mayor del Ejército, general Jaime Domínguez Buj, la vicepresidenta del Gobierno elogió a las Fuerzas Armadas y su labor en misiones exteriores.
Sobre Afganistán hizo un reconocimiento a los más de cien fallecidos en la misión y señaló que no se puede olvidar que el Ejército llegó «a una guerra que ha exigido el mayor esfuerzo, hasta sus últimas consecuencias».
Los fallecidos, agregó la vicepresidenta, han dejado su vida cumpliendo con su deber de dar estabilidad y mejorar el futuro de los afganos.
La vicepresidenta también tuvo un recuerdo para los tres militares desaparecidos en aguas del Atlántico en el accidente del helicóptero, y dijo que el Gobierno no escatimará esfuerzos para encontrarlos.
Tras indicar que el coste de la misión asciende a unos 3.600 millones de euros, repasó los avances que supuso para las Fuerzas Armadas españolas, su modernización y experiencia operacional, y concluyó pidiendo gritos de «viva España, viva el Rey y viva las Fuerzas Armadas».
A última hora de ayer, Sáenz de Santamaría sustituyó en este viaje al ministro de Defensa, Pedro Morenés, que acudió a Canarias para seguir las labores de búsqueda del accidente del helicóptero.
El retraso motivó que el acto militar se limitara y se excluyó la revista a las tropas y el homenaje a los caídos.
El arriado de la bandera española se produjo de forma simbólica y el jefe del contingente en Herat, coronel Francisco José García, entregó a Sáenz de Santamaría la última enseña que ha ondeado en Herat para su custodia y traslado a España.
La vicepresidenta se presentó al acto con 14 horas de retraso por una avería en el avión en el que viajaba, un Boeing de Air Europa contratado por Defensa, durante su escala en la localidad turca de Corlu.
En esa localidad permaneció unas 12 horas hasta que se subsanó el problema con la llegada de otro avión desde Madrid, aunque finalmente siguió camino en el mismo reparado.
El repliegue de los militares pone fin a la presencia española en la provincia de Herat, pero no implica la retirada de España de la operación «Resolute Support» en Afganistán, que seguirá materializándose con la presencia de 25 militares españoles en el Cuartel General de la misión en Kabul, según confirmó la vicepresidenta.
Herat, donde actualmente están desplegados 236 militares, ha sido la base española en su zona de responsabilidad en la provincia de Badghis durante diez de los casi catorce años de la presencia de las fuerzas armadas españolas en la guerra de Afganistán.
Ochenta y ocho militares regresan hoy a España y el resto, que serán los últimos de Herat, lo harán el 27 de octubre.
La mayoría pertenecen a la Jefatura de Tropas de Montaña, la Agrupación de Apoyo Logístico nº 81 y al Grupo Logístico de la Brigada «Canarias».
Las cerca de 2.000 toneladas de material que deben regresar a España llegarán tanto por vía terrestre como aérea y marítima, partiendo del puerto de Jebel Alí, en Emiratos Árabes Unidos, y del de Karachi, en Pakistán.
El material no repatriable, infraestructuras tales como las zonas de alojamiento, el hospital Role 2E o las plantas de energía, junto con 33 vehículos ligeros, fueron donados al Gobierno de Afganistán.
Desde que comenzó, en enero de 2002, cerca de 30.000 militares han participado en la misión en Afganistán.
El número de fallecidos se eleva a 102, incluyendo a dos intérpretes, los 62 del accidente del Yak-42 en Turquía y los 17 del helicóptero Cougar, así como el personal de la Armada fallecido en buques en apoyo a la operación.
Con estos datos, la misión en Afganistán se ha convertido en la más costosa y mortal de las operaciones en el exterior desarrolladas por España en los últimos 20 años.
Tras partir el 25 de enero de 2002 desde la base militar de Zaragoza, los primeros dos aviones Hércules aterrizaron un día después en el aeropuerto de Kabul, con 26 militares que constituían una avanzadilla de los 450 que se desplegarían posteriormente por territorio afgano dentro de la operación internacional ISAF (Fuerza Internacional de Seguridad y Asistencia).
Se da la coincidencia de que ahora, a punto de cumplirse los 14 años, los últimos militares en Herat pertenecen a la misma unidad que inició la misión: una unidad de la Brigada de Cazadores de Montaña de Jaca.
3 comentarios
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Sí, el aparato de lujo que conquisto AirEuropa ya no funcionó. Que más da. Me importaría saber más que hace España con sus empleados civiles, traductores etc. que han pasado a traidores a la vista de los talibanes. Porque no los traís que son pocos o ya teneis un programa para eso.
3.600 milions ???
Aquestes missions són necessàries i també costosos, pel que fa a l'Afganistà en vides humanes, cosa més greu. Hauriem d'abandonar també la llarga i costosa missió al Liban-Sud, on Espanya ha pagat més que no els altres, perquè el Sr. ZP aspirava a un "prestidiós" comandement de la ONU per al nostre país, sense parlar de la seva Aliança de les Civilitzacions. El Líban i Israël s'han d'entendre i negociar la seva frontera. En la meva opinió els casques blaus s'haurien de limitar a crisis d'emergència. El risc d'una missió duradora rau en el fet que els països afectats poden estar satisfets amb una situació bloquejada.