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Los tres jueces de un tribunal de apelaciones de Brasil han votado de forma unánime a favor de mantener la condena por corrupción contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y han acordado ampliar la pena de cárcel a más de doce años, lo que indirectamente supone un golpe para las aspiraciones del antiguo mandatario de regresar al Palacio de Planalto.

Los tres magistrados que conforman el Tribunal Federal de la Cuarta Región de Brasil, con sede en la ciudad de Porto Alegre, debían pronunciarse sobre la condena dictada el 13 de julio de 2017 por el juez federal Sergio Moro, en cuyas manos recae la macrocausa de Petrobras, donde se investiga una red de cobro de sobornos a cambio de jugosos contratos de la petrolera estatal.

Los magistrados Pedro Gebran, Leandro Paulsen y Victor Laus finalmene se han mostrado a favor de mantener las acusaciones contra Lula e incluso han acordado ampliar la pena de cárcel hasta los doce años y un mes -frente a los nueve años y medio dictados por Moro-.

Moro condenó a Lula por blanqueo de capitales y corrupción pasiva al considerar probado que el líder izquierdista recibió un tríplex de lujo en Sao Paulo como pago de la constructora brasileña OAS a sus favores políticos. Lula siempre ha negado que fuera un soborno, esgrimiendo que fue una inversión familiar.

De hecho, el expresidente ha dicho en Twitter que está «extremadamente tranquilo», ya que mantiene que no ha cometido «ningún delito». Para Lula, «lo único que puede suceder es que digan que (el juez Sergio) Moro se equivocó» en su fallo.

Ha lamentado su caso, pero ha dicho que es «muy poco» si se compara con la situación de millones de desempleados y, en este sentido, ha advertido de que parece no haber pasado «el efecto de la anestesia» que se le dio al pueblo brasileño.

A su juicio, «se han contado muchas mentiras» sobre el Partido de los Trabajadores (PT) y sobre la expresidenta Dilma Rousseff. «Decidieron criticar porque el PT estaba haciendo demasiado», ha apostillado, en alusión a una clase política que estaría ahora «rifando» las principales empresas del país sudamericano.

CONSECUENCIAS POLÍTICAS

Una condena firme impediría a Lula registrarse como candidato para las elecciones presidenciales que Brasil celebrará el próximo 7 de octubre, carrera en la que parte como favorito, según todos los sondeos sobre intención de voto, a pesar de que tiene pendientes otras cuatro causas por corrupción y abuso de poder.

La unanimidad de los magistrados complica, además, una hipotética dilatación del proceso, ya que Lula podría haberse agarrado a una posición judicial discrepante para presentar un nuevo recurso. En ese caso, podría haber ganado tiempo de cara a su inscripción como candidato del Partido de los Trabajadores (PT), que ahora parece abocado a buscar un sustituto.