El viceprimer ministro australiano Barnaby Joyce, un católico que hizo campaña predicando los «valores familiares» y que llevaba casado 24 años, espera un hijo para abril con su exasesora.
Turnbull criticó la relación en una conferencia de prensa en Canberra, una semana después de que el escándalo sacudió a su gobierno de centroderecha y debilitó la alianza entre el Partido Liberal y el Partido Nacional de Joyce.
El primer ministro no despidió a Joyce, lo cual habría puesto en peligro la escueta mayoría parlamentaria de un escaño que la coalición tiene con la oposición.
Sin embargo, Turnbull dijo que el escándalo impulsó cambios en las normas conductuales de los ministros y anunció nuevas reglas, similares a la prohibición a tener relaciones sentimentales entre legisladores y su personal que fueron adoptadas la semana pasada por el Congreso de Estados Unidos.
«No es aceptable en 2018 que un ministro tenga relaciones sexuales con alguien que trabaja para él. Es una muy mala práctica en el espacio laboral. Y todo el mundo sabe que nada bueno sale de ahí», dijo el primer ministro.
«Los ministros, independientemente de que estén casados o solteros, no deben mantener relaciones sexuales con su personal. Hacerlo constituirá un incumplimiento de los estándares», añadió.
Turnbull dijo que los cambios entrarán en vigor «a partir de hoy» y que Joyce «tendría que considerar su posición» como líder del Partido Nacional.
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