Aumenta la tensión entre las dos Coreas y Pionyang reenviará tropas a la frontera. | Efe

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Corea del Norte rechazó este miércoles públicamente los intentos del Sur por dialogar y anunció que reenviará tropas a zonas fronterizas que habían sido desmilitarizadas tras un acuerdo entre ambos vecinos firmado en 2018.

En un comunicado publicado por la agencia estatal de noticias KCNA tan solo un día después de que Pionyang destruyera la oficina de enlace intercoreana, Kim Yo-jong, hermana del líder Kim Jong-un, aseguró que el régimen rechaza el envío de delegados sureños al Norte para dialogar.

Kim Yo-jong, asegura la nota, «hizo saber nuestra postura de que rechazamos de plano la propuesta siniestra y sin tacto».

En otro comentario publicado también por KCNA, la propia Kim calificó de «repugnante» un discurso pronunciado el lunes por el presidente surcoreano, Moon Jae-in, con motivo del 20 aniversario de la primera cumbre intercoreana y en el que instó al Norte a no dar marcha atrás en el acercamiento.

Kim consideró que la alocución no incluía disculpas por el envío de panfletos de propaganda contraria al régimen por parte de activistas desde el Sur, motivo por el cual Pionyang asegura haber optado por retomar una actitud beligerante con Seúk.

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Estas palabras de Kim así como los planes de remilitarización de la frontera que el Estado Mayor norcoreano también comunicó hoy a través de KCNA, subrayan la intención de Pionyang de no querer desactivar tensiones.

La cúpula militar norcoreana confirmó que enviará contingentes al entorno de la ciudad de Kaesong (suroeste) y el Monte Kumgang (sureste), junto a la frontera que separa ambos países.

Ambas zonas, símbolos de una cooperación norcoreana hoy inexistente, quedaron desmilitarizadas con base en un acuerdo que firmaron las dos Coreas en la cumbre de Pionyang de septiembre de 2018.

El Norte también aseguró que rehabilitará puestos de guardia fronterizos y que reiniciará «todo tipo de ejercicios militares» junto a la divisoria.

Los analistas consideran que el régimen ha encontrado en el envío de globos con propaganda una excusa para endurecer una estrategia de presión originada en la fracasada cumbre sobre desnuclearización de Hanói de febrero de 2019.