Palas excavadoras que vienen de desalojar los obstáculos puestos hasta este viernes por el Frente Polisario. | Efe

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El Frente Polisario anunció este sábado que considera roto el acuerdo de alto el fuego firmado con Rabat en 1991 y decretó el estado de guerra en todo el territorio en respuesta al ataque perpetrado el viernes por las fuerzas marroquíes en el paso fronterizo de Guerguerat, que une Mauritania con el territorio ocupado por Marruecos en el Sahara Occidental.

Al tiempo que se difundía el decreto rubricado por el secretario general del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Democrática Saharaui (RASD), Brahim Ghali, decenas de voluntarios comenzaron a alistarse en los cuarteles de los campos de refugiados levantados hace 45 años en la región argelina de Tinduf como en las llamadas «zonas liberadas».

«A partir de ahora, todas las regiones militares están movilizadas. Se han abierto las escuelas castrenses, que se están llenando de gente y en las que se ofrece entrenamiento exprés para que puedan incorporarse lo antes posible al campo de batalla», dijo a Efe un responsable militar que prefirió no ser identificado por seguridad.

El viernes, poco después de que se difundiera la ofensiva marroquí en Guerguerat y de que el propio Ghali advirtiera a la ONU de que consideraba la acción «una violación flagrante de la tregua», cientos de personas salieron a las calles de los campamentos para pedir armas al grito ya tradicional del mundo árabe «con nuestra sangre y nuestra alma» defenderemos nuestra tierra.

También hubo manifestaciones anoche en las ciudades ocupadas por Marruecos, en particular en el Aioun, que fueron reprimidas por las fuerzas de Seguridad y la Gendarmería marroquí, que según dijeron a Efe activistas, practicaron varias detenciones.

«Los ciudadanos de las zonas ocupadas también están deseosos de unirse a la batalla y preparan sus propias acciones», explicó a Efe un activista en el Aioun ocupado.

La penúltima bala frente a la parálisis

La tensión entre Rabat y el Polisario se ha disparado desde que el 21 de octubre un grupo de activistas saharauis bloquearan el paso fronterizo de Guerguerat, que une Mauritania con los territorios ocupados por Marruecos en la antigua colonia española del Sahara Occidental.

El viernes, unidades militares marroquíes cruzaron la línea divisoria para romper el bloqueo y levantar un pasillo de seguridad, acción que desencadenó un intercambio de disparos entre el Ejército marroquí y las fuerzas del Polisario apostadas en la zona.

Horas después, unidades saharauis bombardearon cuatro bases militares y dos puestos de control de Marruecos situadas a lo largo del muro de seguridad construido en el desierto, el más largo del mundo con más de 2.500 kilómetros de longitud.

Aunque el Polisario asegura que se produjeron «víctimas enemigas», esta información no ha sido confirmada ni desmentida aún por Marruecos ni ha podido ser corroborada por fuentes independientes.

«Marruecos no va a admitir las víctimas. Tampoco que está en guerra, pero se prepara también. Durante años negó la existencia de soldados marroquíes prisioneros del Polisario. Es su política pero la realidad es otra. El pueblo saharaui está cansado de esperar y no va a aceptar más maniobras», declaró hoy a Efe un alto mando saharaui en Rabuni.

Académicos, analistas y expertos en seguridad internacionales coinciden en apuntar en que más allá de su importancia como ruta comercial, Guerguerat aparece en el argumentario del Polisario como la penúltima herramienta para tratar de revertir la tendencia que ha tomado el conflicto, paralizado por la incapacidad de la ONU de poner en marcha el referéndum de autodeterminación que ambas partes aceptaron a la firma de la tregua de 1991.

Y de las dilaciones de Marruecos, que en 2019 anunció que no contemplaba ya ni la autodeterminación ni la independencia, y que se sólo estaba dispuesto a aceptar una amplia autonomía, en una interpretación propia de las resoluciones internacionales.

Fin del alto al fuego

En este contexto bélico, Ghali responsabilizó este sábado a Marruecos de todas las consecuencias que se desprendan de su ataque en Guerguerat, decretó el estado de guerra en todo el territorio, impuso un toque de queda y subrayó que desde este momento las Fuerzas Armadas saharauis asumen el pleno control de la seguridad nacional.

Ordenó asimismo a la Autoridad de Seguridad Nacional, encabezada por el primer ministro saharaui, Hamoudi Bouchraya Beyun, «tomar las medidas relacionadas con la implementación de los requisitos de estado de guerra con respecto a la gestión y administración de las instituciones y organismos nacionales, y a garantizar la regularidad de los servicios a la población».

Además, impuso un toque de queda en todas las zonas bajo su control para prepararse para una guerra cuyo recorrido dependerá, en gran medida, de la posición que adopte Argelia, rival de Marruecos y prIncipal apoyo económico, polÍtico y militar del Polisario.