La escasez y las dificultades de la población afgana vienen acuciadas por décadas de guerras entre etnias y confesiones enfrentadas. | Reuters

TW
2

Ahmed Masud, el líder guerrillero del valle de Panjshir, el último bastión de resistencia contra los talibán en Afganistán, esconde sus cartas y emite mensajes contradictorios mientras se ultima la ofensiva de los extremistas contra la última región libre de su influencia.

Al 'Simba del norte' –es conocido por ser hijo de Ahmad Shah Masud, apodado el León del Panjshir– le apoya en su cometido el vicepresidente primero Amrulá Salé, que se reivindica como máxima autoridad política del país tras la huida del presidente Ashraf Ghani, actualmente refugiado en Emiratos Árabes.

Masud publicó de su puño y letra hace unos días en el influyente The Washington Post un artículo de opinión. En él expresaba su determinación de erigirse como antítesis de los talibán, de dar la batalla en el país por la libertad de sus gentes si era necesario, un cometido por el cual demandaba la ayuda de Occidente.

En paralelo su esfera mandaba mensajes que apuntaban a la predisposición de negociar un gobierno de coalición en Afganistán con representación de las dos corrientes, una propuesta que recibió por respuesta un ultimátum de los talibán: deponer las armas o serán atacados. Finalmente, tras expirar el plazo dado, los radicales han serenado también sus palabras.

En concreto el portavoz de los talibán Zabihulá Muyahid ha asegurado que tratan de resolver la situación de la provincia de Panjshir «de forma pacífica», y ha puntualizado que los talibán se han hecho con los distritos de Banu, Pol-e Hesar y De Salé, ubicados en Baglán. Asimismo, ha trasladado que los insurgentes se encuentran «cerca» de Panjshir y han «sitiado» al «enemigo».

Fue el viernes pasado cuando la agencia de noticias afgana Pajhwok confirmó que las fuerzas leales a Salé, dirigidas por el comandante antitalibán Abdul Hamid Dadgar, tomaron los mencionados enclaves en el primer contraataque desde que los talibán culminaron su reconquista de Afganistán la semana pasada.

Noticias relacionadas

Desde entonces, el vicepresidente está empleando las redes sociales para arengar a la población contra el movimiento talibán y aplaudir a quienes todavía defienden al antiguo gobierno afgano como representante de la identidad nacional.

Afghanistan crisis - Kabul situation
Refugiados afganos abandonan la zona central del país. Foto: Reuters.

Por su parte, un portavoz de las fuerzas antitalibán presentes en el valle de Panjshir ha declarado que el grupo está «preparado» para resistir, al tiempo que ha mostrado su intención de emprender «negociaciones» antes de comenzar «cualquier tipo de guerra y conflicto».

Ali Nazari, del Frente de Resistencia de Afganistán, ha señalado en declaraciones a la BBC que miles de personas se han desplazado a la región bajo el mando de Ahmed Masud y ha expresado la intención del grupo de comenzar unas conversaciones «sinceras» con los insurgentes.

«El Frente de Resistencia de Afganistán cree que para lograr una paz duradera hay que abordar los problemas subyacentes», ha continuado, antes de remarcar que Afganistán «simplemente no puede continuar por la misma senda de los 40 años, o cien años, o 200 años». «El problema número uno es el sistema político centralizado en el país», ha agregado, recordando que el país asiático está formado por varias minorías étnicas.

«Es un estado multicultural. Necesita compartir el poder (...) si una fuerza política, la que sea, venga de donde sea, trata de dominar la política, esto solo creará unas condiciones para la guerra interna y la continuación del conflicto actual», ha concluido.

Finalmente, las fuerzas de seguridad de Tayikistán, estado con el que la Alianza del Norte de Masud comparte cultura y lengua, han desmentido este lunes que hayan entregado armamento a la resistencia contra los talibán, quienes siguen con los preparativos para acometer la provincia díscola.