Alrededor de 60,4 millones de alemanes están convocados a votar este 26 de septiembre en las vigésimas elecciones generales que suponen además el fin de 16 años de «era Merkel». Por primera en 72 años -a excepción lógicamente de las primeras elecciones generales en 1949- entre los aspirantes no se encuentra la persona que ocupa la Cancillería.
Los sondeos más recientes pronostican el triunfo del Partido Socialdemócrata (SPD), cuyo candidato a la Cancillería, el actual vicecanciller y ministro de Finanzas, Olaf Scholz, se ha alzado como ganador en los dos «duelos a tres» televisados, claramente por delante del conservador Armin Laschet y la verde Annalena Baerbock.
Estas son algunas de las claves de estos comicios:
CONTINUISMO VS. RENOVACIÓN
El centrista Armin Laschet, jefe de Gobierno de Renania del Norte-Westfalia y presidente de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Angela Merkel, es el teórico sucesor natural de la canciller.
Pero también Scholz, en calidad de actual vicecanciller se presenta en cierta manera como heredero de la «era Merkel», si se tiene en cuenta que los socialdemócratas han formado parte de tres de sus cuatro coaliciones de gobierno en el formato de «gran coalición».
Baerbock, copresidenta de los verdes, se presenta como la candidata del «cambio real"; tras el nombramiento por su partido como aspirante a la Cancillería, la formación llegó incluso a encabezar los sondeos, por delante de conservadores y socialdemócratas.
Aunque Baerbock no cuenta con experiencia de gobierno, sí lo hace su partido, que está presente en once de los 16 gobiernos regionales y lidera la coalición en el estado federado de Baden-Württemberg.
Además, los ecologistas formaron asimismo coalición con el SPD en los dos gobiernos federales del canciller socialdemócrata Gerhard Schröder entre 1998 y 2005.
Para escapar de la imagen de continuismo, Laschet presentó recientemente a su equipo de ocho expertos con el que quiere conquistar la Cancillería y que, según dijo, «han desarrollado ideas originales y nuevas» para ocho desafíos clave.
Scholz, por su parte, promete como valor cierto grado de previsibilidad, pero no descarta una coalición con los verdes que incluya a La Izquierda, aglutinadora de poscomunistas y disidentes socialdemócratas, alianza que ya existe en Berlín y Bremen -encabezada por el SPD- y en Turingia -liderada por la Izquierda-.
POSIBLES COALICIONES
Los sondeos más recientes apuntan a que el futuro gobierno alemán estará formado al menos por tres partidos, por lo que una reedición de la «gran coalición» entre conservadores y socialdemócratas sería matemáticamente -y también por desgaste- bastante improbable.
Roji-roji-verde: Aunque Scholz evita descartar explícitamente -como le exige insistentemente Laschet- una coalición con La Izquierda, el socialdemócrata ha nombrado principios «irrenunciables» e «innegociables» como el claro compromiso con la OTAN y la UE y que realmente pueden representar el principal obstáculo a una alianza.
«Jamaica": Una alianza entre conservadores, verdes y liberales sería la opción que permitiría a Laschet encabezar una coalición de gobierno.
No obstante, existe un precedente reciente -las negociaciones tras los comicios de 2017- en el que los liberales decidieron abandonar las conversaciones para participar de un gobierno precisamente en esta constelación, al considerar que no se habían logrado principios de acuerdo en temas fundamentales.
«Semáforo": Una coalición entre socialdemócratas, verdes y liberales es difícil de imaginar al ser estos últimos socios naturales del bloque conservador y aliados de Merkel en su segunda legislatura y descartar abiertamente un giro a la izquierda.
«Alemania": Una alianza entre conservadores, socialdemócratas y liberales se está formando ahora por primera vez, después de la reunificación, en el estado federado de Sajonia-Anhalt, por lo que se trata de una constelación totalmente nueva.
«Kenia": La coalición entre conservadores, socialdemócratas y verdes, una suerte de «gran coalición» ampliada hacia los verdes no casa mucho con la idea de «cambio real» que defiende Baerbock y de «decisión sobre el rumbo del país» que estas elecciones suponen según Laschet.
Esta alianza se probó por primera vez en Sajonia-Anhalt tras los comicios de 2016 y en tanto existe también en Sajonia y Brandeburgo.
Ninguno de los partidos se plantea una coalición con la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), actualmente el principal partido en la oposición.
TEMAS CLAVE
Entre los temas que han centrado la campaña electoral figuran la salida de la crisis derivada de la pandemia, los impuestos, el clima, la jubilación, la digitalización, la política exterior y la seguridad interna, con diferencias sustanciales entre partidos.
Mientras conservadores y socialdemócratas se comprometen a una «neutralidad climática» en Alemania para 2045 y los liberales a más tardar en 2050, los verdes y La Izquierda quieren agilizar este proceso; las vías para alcanzar este objetivo también difieren.
En materia de política fiscal, tras la pandemia y las inundaciones de julio que han golpeado la economía alemana, socialdemócratas, verdes y La Izquierda apuestan por aumentar las cargas a los más acaudalados, mientras conservadores y liberales descartan subir impuestos e incluso contemplan bajarlos.
En materia de política exterior y de defensa, conservadores, liberales, socialdemócratas y verdes defienden las relaciones e instituciones existentes, mientras La Izquierda quiere un cambio de paradigma, un cambio hacia una Europa más solidaria y la disolución o la salida de Alemania de la OTAN.
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