Entrevista a Veronika Pershyna (d), refugiada de 27 años de Bucha (Ucrania) y que ha sido acogida junto a su madre (i) y su hermano por una familia de Getxo (Bizkaia). | Miguel Toña
La refugiada ucraniana Veronika Pershyna ha asegurado que cuando salió de Bucha el pasado 10 de marzo, hace casi un mes, «ya había muchísima gente muerta» en las calles de su ciudad, aunque «no tanto como ahora» cuando los rusos la abandonaron. Pershyna, de 27 años, llegó a Getxo (Bizkaia) el pasado 18 de marzo con su madre y reside con la familia del marido de una amiga de Bucha, donde su familia ha vivido desde hace tres generaciones. En declaraciones a EFE Televisión, la joven ucraniana, que ha dejado en su país a su padre y a su marido, ha señalado que ya «casi no hay nada en Bucha» y que su apartamento, la escuela que regentaba y las casas de sus padres y de sus abuelos han sido destruidos. «Yo no tengo niños pero estaba muy feliz y llegaron los rusos, mataron a la mitad de los ciudadanos, destruyeron las casas y todo lo que nosotros tuvimos y ahora no voy a decir que hay rusos buenos», ha manifestado.
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