La central eléctrica más grande de Europa quedó aislada ayer de la red eléctrica ucraniana después de que todas las líneas de alta tensión resultaran dañadas por los bombardeos o los incendios en la zona. El último reactor operativo produce electricidad solo para las necesidades de la planta, y los repetidos cambios no planificados en su producción comprometen sus sistemas de seguridad, según Kosharna. Aunque que se supone que los generadores de electricidad diésel deben proporcionar suministro eléctrico de respaldo durante 10 días no está claro si tienen suficiente combustible.
Kosharna sostuvo que todos los reactores de la planta deberían ponerse de inmediato en el modo llamado de «parada en frío» lo que disminuiría los riesgos de un accidente nuclear al dar al personal 24 horas adicionales en caso de pérdida del suministro eléctrico para garantizar su restablecimiento. Sin embargo, según la experta, las autoridades ucranianas pueden ser reacias a hacer esto porque quieren evitar apagones de electricidad y también esperan continuar exportando electricidad a la Unión Europea (UE) para apoyar la economía dañada. Ante ello Kosharna subrayó que «las preocupaciones de seguridad deben prevalecer sobre todo lo demás».
La experta recordó que los edificios de la planta de energía, como el almacenamiento en seco de combustible nuclear gastado, no fueron proyectados para resistir el impacto de los misiles rusos que se avistan regularmente sobre la planta en su camino hacia objetivos en el territorio controlado por Ucrania. Kosharna espera que de la misión del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) haya podido recopilar una información más completa sobre la situación en la central en la que se observan numerosas violaciones de la convención de Ginebra y la resolución de la ONU sobre terrorismo nuclear sin que Rusia «ni siquiera se moleste en encubrirlas».
Según la experta, Rusia está utilizando la central nuclear como escudo ante la falta de progreso de sus tropas tratando de obligar a los socios de Ucrania a negociar y dejar de apoyar al país agredido. La misión del OIEA, según Kosharna ha sido un paso importante para «brindar apoyo moral al personal» que ha sido rehén durante los seis meses de ocupación. Kosharna, que mantiene contacto con parte del personal, dice que el estrés constante en el que viven también aumenta la probabilidad de un error. «El buzo de la planta murió y un electricista fue abaleado por rusos», dijo a Efe, y agregó que parte del personal ha abandonado las áreas ocupadas, lo que aumenta la presión sobre el resto de los especialistas.
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