El político de 37 años ha sido acusado en los últimos meses de intimidación física y verbal hacia los empleados del Ministerio neerlandés de Educación, y de «arrebatos de ira» y «comportamientos desagradables» hacia los funcionarios, algo que Wiersma admitió, reconociendo que a veces había sido «demasiado brusco» y «exigente» con su equipo.
Después de las primeras denuncias, su partido, el mismo al que pertenece el primer ministro Mark Rutte, le dio una nueva oportunidad tras haber pedido disculpas a principios de junio, entre promesas de que cambiará su comportamiento y trato a los empleados del ministerio, pero en los últimos días ha habido nuevas denuncias contra él en la prensa local.
Los funcionarios le acusaron de intimidación verbal y física hacia dos personas durante un simposio la semana pasada sobre el 25 aniversario de la formación profesional, un nuevo incidente que acabó con su carrera política y le obligó a dimitir.
La cúpula del partido liberal (VVD) lamentó esta dimisión, y la líder del grupo político, Sophie Hermans, señaló su «respeto por la difícil decisión» de Wiersma, a quien definió como «alguien con un gran compromiso con la Educación» en Países Bajos.
«Lamento profundamente que Dennis Wiersma haya decidido, con toda su energía y buenos planes, dejar el cargo de ministro de Educación Primaria y Secundaria. Solo puedo respetar esa decisión. Como gobierno, hemos perdido a alguien que puso su corazón y alma en la Educación. Le estoy agradecido por eso», agregó Rutte. Wiersma presentó ya este viernes al rey Guillermo Alejandro su dimisión inmediata. El ministro de Educación, Cultura y Ciencia, el progresista Robbert Dijkgraaf (D66), se hará cargo de la cartera de Wiersma hasta que el VVD encuentre un sucesor.
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