El ministro de Asuntos exteriores chino Wang Yi, junto a los representantes de las facciones palestinas. | Reuters - PEDRO PARDO

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Alrededor de 15 facciones palestinas, incluidas Al Fatá y el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), han firmado este martes en la capital de China, Pekín, un acuerdo para poner fin a sus divisiones y formar un gobierno de unidad, después de una serie de reuniones en el gigante asiático para abordar sus diferencias.

Según las informaciones recogidas por la agencia china de noticias Xinhua, el documento ha sido firmado durante una ceremonia en Pekín tras dos días de encuentros con el objetivo de poner fin a sus divisiones y reforzar su unidad, sin que las autoridades de China hayan dado más detalles al respecto. Sin embargo, Husam Badran, alto cargo del brazo político de Hamás, ha especificado que «los puntos más importantes del acuerdo son la formación de un gobierno nacional palestino de consenso para gestionar los asuntos de la población en Gaza y Cisjordania, supervisar la reconstrucción y preparar las condiciones para las elecciones».

«Esta solución, desde nuestro punto de vista, representa la solución nacional más apropiada para la situación palestina tras la guerra, ya que crea una barrera impenetrable contra todas las intervenciones regionales e internacionales que buscan imponer hechos contra los intereses de nuestro pueblo y gestionar los asuntos palestinos tras la guerra», ha argumentado. Así, ha dicho que el acuerdo «es otro paso positivo de cara a lograr la unidad nacional palestina» y ha reiterado su llamamiento a favor de un acuerdo de alto el fuego en la Franja de Gaza, seguido de una retirada de las tropas israelíes, la entrega de ayuda humanitaria y tareas de reconstrucción, tal y como ha informado el diario palestino 'Filastin', vinculado a Hamás.

Badran ha ensalzado además que el acuerdo llega «en un momento importante», debido a que «el pueblo palestino está siendo sometido a una guerra de exterminio, especialmente en la Franja de Gaza», al tiempo que ha rechazado la validez de algunos borradores circulados en las últimas horas por varios medios. Por último, ha recalcado que los reunidos en Pekín han abundado en «la necesidad de hacer frente a las conspiraciones de la ocupación y sus violaciones contra la sagrada mezquita de Al Aqsa y los intentos de judaizar los lugares santos islámicos y cristianos en Jerusalén».

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Por su parte, Musa abú Marzuk, otro alto cargo del brazo político del grupo islamista palestino, ha indicado que «se ha firmado un acuerdo para la unidad nacional». «El camino para completar el viaje es la unidad nacional. Estamos comprometidos con ella y pedimos que se materialice», ha explicado, según ha recogido la cadena de televisión qatarí Al Yazira. Por su parte, la agencia palestina de noticias WAFA ha indicado que los representantes de las delegaciones han pactado unificar su posición en el marco de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) para hacer frente a la «guerra genocida» lanzada por Israel y poner fin a las divisiones para materializar una independencia nacional.

Así, los firmantes han expresado su deseo de establecer un Estado palestino con Jerusalén Este como capital, rechazar los intentos de desplazar a la población de sus territorios y condenar los asentamientos construidos por Israel en Cisjordania y Jerusalén Este, contrarios al Derecho Internacional. Además, han reclamado el fin del bloqueo a la población palestina en Gaza y la entrega de ayuda humanitaria, al tiempo que han dado las gracias a China por su apoyo a la hora de acoger las reuniones, antes de apostar por una conferencia internacional para la aplicación de las resoluciones de Naciones Unidas relativas al conflicto.

Al Fatá y Hamás ya se reunieron en abril en Pekín para discutir sus esfuerzos de reconciliación, tras años de fracasos en los intentos de poner fin a sus disputas, derivadas de las elecciones de 2006, en las que el grupo islamista se hizo con la victoria, tanto en Gaza como en Cisjordania, a través de la lista Cambio y Reforma. La victoria de Hamás llevó a que Israel y Estados Unidos rechazaran los resultados --una postura apoyada por la Autoridad Palestina-- y, si bien el líder del grupo islamista, Ismail Haniye, llegó a formar un gobierno, las operaciones israelíes tras el secuestro de Gilad Shalit y las tensiones internas llevaron a un conflicto interno que se saldó con la expulsión de las fuerzas de la Autoridad Palestina de Gaza, mientras que la Autoridad Palestina se mantiene al frente de Cisjordania.

De esta forma, se concretó una separación administrativa y territorial de los Territorios Ocupados Palestinos que derivó en la imposición de un bloqueo sobre Gaza --apoyado por Egipto-- y un enquistamiento de la política palestina en torno a dos bloques crecientemente autoritarios en las zonas bajo su control, mientras Israel ha jugado la carta de la división para presentar un escenario en el que aparentemente no cuenta con un interlocutor unificado.