Zavarro explicó que su cliente había empezado a tener los primeros síntomas el pasado viernes de «una infección urinaria, tal vez un cólico nefrítico» y dio a entender que «no recibió atención durante el fin de semana». Al comienzo de la audiencia de esta mañana, el presidente del Tribunal de lo Criminal de Vaucluse, Roger Arata, había indicado que el principal acusado no iba a poder declarar por la tarde, como estaba previsto, por un problema de salud, pero no se anticipó en ese momento sobre un eventual cambio del programa.
Este lunes Pélicot se ausentó poco después de iniciarse la sesión por la misma razón. Arata decidió solicitar este martes por la mañana un peritaje para conocer exactamente su estado de salud para poder decidir. Su abogada consideró «indispensable» el aplazamiento del proceso y rechazó las especulaciones que hubo esta mañana sobre una supuesta maniobra de su cliente para no declarar.
«Impaciente» por declarar
Afirmó que Pélicot «responderá a todas las preguntas» y que estaba «impaciente» de poder dirigirse a la que fue su mujer, Gisèle -están divorciados desde agosto- y a sus hijos, pero que entre tanto ha surgido este problema médico «que él no había programado». En todo caso, el juicio continúa y debe intervenir un perito que examinó el material informático incautado.
La sesión de la mañana sirvió para que Stéphan Gal, uno de los investigadores de la policía en los que se ha apoyado la instrucción, asegurara que no hubo consentimiento por parte de Gisèle Pélicot para ninguno de los 50 hombres que han sido identificados por haber tenido relaciones sexuales con ella en los archivos audiovisuales requisados a su ahora exmarido. Gal recordó que estaba siempre bajo los efectos de los ansiolíticos que le administraba Dominique Pélicot y su estado de inconsciencia le anulaba completamente la voluntad.
Algunos dicen no saber que estaba drogada
Detalló que en algunas de las prácticas a las que se sometía a la víctima queda en evidencia que había sufrimiento incluso en ese estado, ya que en las grabaciones se le ve cómo se mueve o hace gestos de ahogarse, cuando por ejemplo alguno de los encausados le ponía el pene en la boca.
Una parte de los que se sientan en el banquillo han reconocido que sabían que Gisèle Pélicot estaba bajo sumisión química, pero algunos lo niegan y ésa es precisamente la base de su defensa para no ser condenados por violación agravada, un delito castigado con hasta 20 años de cárcel. Para justificar esa supuesta ignorancia o al menos limitar su responsabilidad, sus abogados sostienen que era Dominique Pélicot quien lo organizaba todo, desde contactarlos por internet a preparar el lugar donde se llevaban a cabo las sesiones, y que ellos finalmente eran meros ejecutores de un plan diseñado por adelantado.
Esa estrategia de defensa quedó patente con la intervención de una abogada después de que Gal desgranó una grabación sobre su cliente y cómo éste hizo cuando eyaculó una señal de victoria con los dedos en dirección de Dominique Pélicot que estaba tomando las imágenes. La letrada le preguntó al policía si estaba seguro de que era una V de victoria, porque su defendido le había explicado que lo que hacía era indicar el número de veces que había eyaculado, y no un signo de satisfacción. Una parte del público que asiste desde una sala anexa a la del tribunal reaccionó entonces con risas y signos de reprobación. En los vídeos y fotos que conservaba el principal acusado aparecen igualmente nueve individuos que también abusaron de Gisèle Pélicot, pero que no han podido ser identificados.
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