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Cuando casi todo el mundo pensaba que con la polémica compra de Bon Sosec en Marratxí Palma tendría cementerio de sobra, prosigue como si tal cosa la ampliación del camposanto de Ciutat, en terrenos de Son Valentí, en donde se está construyendo, se dice que a buen ritmo (¿vals? ¿rock? ¿tango?) 1.800 nichos y 400 tumbas.

Aparte de la sorpresa que causa el hecho de que contando con el nuevo camposanto de Marratxí se persista en el doble gasto de ampliar el cementerio, lo que más llama la atención es el sistema que se está utilizando, consistente en la fabricación in situ de las placas de hormigón que conformarán las paredes y los techos, lo que permite la celeridad y evita los problemas que a menudo suelen acarrear los transportes.

Utilizando moldes metálicos, se van fabricando las placas en forma de «L» que una vez instaladas a modo de rompecabezas constituirán las paredes de los edificios de sepulturas, a modo de grandes panales que en lugar de miel almacenarán los cuerpos de los difuntos, todas de la misma medida, sin oportunidad de que el futuro usuario pueda elegir las proporciones que mejor le vayan a su figura, cumpliéndose aquello de que la muerte nos iguala a todos. Y al que no le guste, que se vaya a Bon Sosec.