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Los parques son lugares de esparcimiento y diversión imprescindibles para los niños, sobre todo si viven en un entorno urbano, del que no pueden disfrutar si no es en compañía de sus padres. En las grandes ciudades se hacen necesarios espacios abiertos en los que los pequeños puedan correr, llenarse de arena y relacionarse con otros niños.

En Palma hay pocos parques. En Es Rafal, por ejemplo, no hay ninguno, aunque actualmente se están llevando a cabo las obras para la instalación de dos unidades infantiles, en el que será futuro Eje Cívico del barrio. También hacen falta áreas de recreo en El Terreno, La Bonanova, o en la calle General Riera y alrededores. Las características que los padres entienden ha de reunir un parque se relacionan, sobre todo, con cuestiones de seguridad, espacio y limpieza: el suelo tiene que ser de arena, nunca de tierra dura, para evitar las «peladuras» que los niños sufren en sus frecuentes caídas; son imprescindibles las fuentes para que puedan beber agua o lavarse las manos antes de merendar; y la limpieza es muy importante, sobre todo si tenemos en cuenta que lo que más gusta a los críos es «rebozarse» y jugar con la arena.

Estos requerimientos paternos coinciden prácticamente con las normas que impone la Comunidad Europea. José María Rodríguez, teniente de alcalde del Ajuntament, asegura que el esfuerzo que se está realizando para incrementar el número de parques y mejorar los ya existentes es grande. «Son ventinueve los que disponen de instalaciones completamente renovadas, y se está trabajando en la dotación de instalaciones para minusválidos en otros ocho». Además se van a realizar actuaciones en barrios en los que no hay dotación de parques, como es el caso de Son Ximelis, Sa Fertilizadora, Son Dameto, Son Gotleu o Ses Horts.

Los más pequeños coinciden en que los mejores parques de Palma son el de Bellver y el Parc de la Mar. Además son los favoritos de los niños porque cuentan con enormes toboganes por los que lanzarse, «con mucha arena y trenes y tubos gigantes y ruedas». Así opinan los niños del quinto curso de primaria del Colegio Santa Catalina, a los que encontramos en el parque de Sa Faixina, a su vuelta de una excursión. «Pero el otro día en el tubo había una caca de perro y pasamos mucho asco, pero después la limpiaron».

El Ajuntament cuida los parques en exceso. La arena de que disponen los niños se cambia cada semana, y todas las instalaciones se limpian y barren cada día. Muy pronto una de las condiciones que va a estipular el Ajuntament con las empresas concesionarias que se ocupan de la jardinería en los parques será la de encargarse también de la limpieza de las instalaciones infantiles.

El gran parque de Palma, el de Bellver, también está dotado con enormes toboganes, cuerdas y arena para jugar. Hay mesas y bancos para los padres, por lo que los fines de semana se puede llevar la merienda para tomarla allí, con la sensación de estar de excursión en un bosque. El problema de este parque es el de su inaccesibilidad, pues hay que ir en coche o subir andando un largo camino, algo complicado para los abuelos.