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Una serie de cuestiones interesantes se pusieron de relieve, este jueves, en la presentación del Museu d'Art Modern i Contemporani de Palma, un proyecto cultural que ha sido promovido por el presidente-editor de este periódico, Pere A. Serra.

Es importante remarcar que el futuro museo cuenta con la participación decisiva de las tres principales instituciones públicas de las Balears. El Ajuntament de Palma, como propietario del solar del Baluard, el Govern y el Consell de Mallorca aúnan por primera vez en la historia sus fuerzas para acometer una infraestructura pública de primer orden. Esta política de colaboración es sólo un apunte de futuro. Como bien decía el conseller Damià Pons, a partir de ahora será necesario unificar criterios para la selección y adquisición de obras mediante un fondo institucional común.

Tampoco puede pasarse por alto la mención explícita a que el museo estará abierto a todas aquellas instituciones y asociaciones representativas de la cultura balear. La propuesta de Pere A. Serra de constituir un comité plural para la gestión de las obras de arte es una garantía de acierto para que ningún artista pueda sentirse injustamente excluido en un museo que nace con la pretensión de ser de todos.

Sin embargo, está claro que para alcanzar estos objetivos hace falta poner en marcha, y cuanto antes mejor, el plan director. La buena ejecución del edificio no es una cuestión baladí, como tampoco lo es la redacción de un plan estratégico que defina los usos del futuro centro.

Prácticamente queda todo el trabajo por hacer, empezando por presentar el museo y sus maquetas en Palma. Y, paradójicamente, se ha avanzado muchísimo: hay un proyecto concreto, y la iniciativa pública y la privada van de la mano en la misma dirección, algo tan insólito como positivo.