Como viene siendo ya habitual antes de que se inicien las
campañas electorales, los partidos políticos ya han comenzado a
engrasar su maquinaria y se han lanzado a una precampaña previa a
los próximos comicios que se celebrarán en Euskadi el 13 de mayo. Y
si algo está claro en estos momentos es la separación entre un
bloque nacionalista y otro constitucionalista. En éste último se
integran PP y PSOE, dos formaciones políticas que son
diametralmente opuestas por cuanto se refiere a sus ideologías,
pero que podrían converger en un pacto a posteriori en el País
Vasco, aunque esto podría plantear serios problemas en las
relaciones de ambos en el Parlamento de Madrid.
De otra parte, los nacionalistas del PNV podrían pactar también
con los socialistas, a pesar de que en estos momentos las
relaciones puedan ser tirantes y que desde Ferraz se exija la
ruptura total con el Pacto de Lizarra por parte de éstos. Cierto es
que aún queda mucho tiempo y que no hay que descartar en absoluto
esta posibilidad.
También cuenta en el mapa político Euskal Herritarrok, aunque su
actual postura, reacia a la condena de la violencia, aleja a éstos
cada vez más de una posible alianza con el PNV. Si bien es verdad
que las disensiones en el seno de la coalición pueden llevar a un
importante cambio que provoque, una vez más, el apoyo de éstos a un
frente común con los nacionalistas moderados.
El principal problema de Euskadi sigue siendo el terrorismo y,
pese a los importantes golpes que la policía ha asestado a ETA, no
parece ser la única solución al conflicto, por lo que sería
deseable que sea cual sea el resultado de las urnas, los futuros
gobernantes del País Vasco sean capaces de reconducir políticamente
la situación hacia la absoluta unidad democrática contra la
violencia.
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