TW
0

La procesión del Santo Entierro que cerró los desfiles penitenciales de Semana Santa no brilló a la altura esperada. Si se puede hablar de su espectacular salida, no puede decirse lo mismo de su recorrido, ya que sufrió varios cortes considerables. Éstos fueron debidos a la falta de un grupo de relevo de costaleros del paso de La Salud, que hizo que tuviera que detener su marcha en varias ocasiones para descansar durante más de cinco minutos. Esta circunstancia propició que el público se inquietara, afloraran los nervios en las otras cofradías y que la última de las participantes entrara en el templo a la una y media de la madrugada del sábado.

A esta misma hora se inició el piadoso acto del Santo Entierro en el que tuvo especial protagonismo la cofradía Cruz de Calatrava. En él participaron la coral polifónica de Son Ferrer, todos los penitentes de la cofradía del Silencio que ocuparon sus dos capillas, y un representante de cada una de las cofradías, que se colocaron en el pasillo central donde se situaron los cofrades de la Cruz de Calatrava. Todos ellos, en señal de respeto, se tocaron con el capirote de su vesta.

La imagen del Cristo Yacente fue bajada del paso y transportado en el interior del templo en un lecho con andas por cuatro cofrades, precedidos por el estandarte de la cofradía, ciriales y bocinas. Luego fue subido al altar mayor hasta el catafalco funerario rodeado por todos los estandartes donde fue depositado en un sepulcro. El rector del Socorro, el padre agustino Félix Carmona, rezó el responso, siguiendo el canto del Credo.