Los primeros análisis efectuados esta temporada turística por la
Conselleria de Sanitat i Consum sobre la calidad de las aguas de
las playas del litoral balear ponen de manifiesto su excelencia y,
al contrario que en años anteriores, no detectan, al menos por
ahora, ningún punto que no sea apto para el baño. Desde 1978 se
viene realizando el programa de estudio de la calidad sanitaria de
las playas y desde el año pasado estos controles se hacen de forma
semanal.
La actual campaña de mediciones comenzó la última semana de
abril y se prolongará hasta mediados de octubre. De momento, las
mediciones correspondientes a la última semana de abril y la
primera de mayo (un total de 142 puntos de muestreos controlados y
que se corresponden con 73 playas de Mallorca) no han detectado
ningún punto negro y salvo en dos casos en que la calificación ha
sido de «apta» para el baño, en el resto se ha obtenido la
calificación de «excelente».
En el año 2000, y después de controlar semanalmente 180 puntos
de muestreo, se observaron un total de tres puntos negros en el
litoral balear. Estos tres puntos que, en cumplimiento de la
normativa europea se declararon «no aptos» para el baño, se
localizaron en el Port de Sóller, en el Port de Andratx y en
Pollença (en tres puntos concretos no en todo el litoral). Un año
antes, el número de puntos negros había sido de 14 (ver
gráfico).
El director general de Sanitat del Govern, Josep Pomar,
manifestaba ayer a este diario que los efectos negativos que sobre
el turismo puede tener una mala calificación del agua de las playas
ha llevado a los ayuntamientos a involucrarse de forma decidida
(hay ayuntamientos que además llevan su propio control) y dar
solución a los problemas detectados en años anteriores. Unos
problemas que en algunos casos son puntuales fruto de accidentes y,
en otras ocasiones, esconden problemas estructurales por una
infraestructura obsoleta.
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