TW
0

«Nosotros venimos trabajando desde hace 25 años en la búsqueda de la recuperación del nivel humano en el campo de la psiquiatría, de la medicina, de la ciencia en general» porque como explica el psiquiatra argentino Eduardo Keller Sarmiento «el psiquiatra hoy por hoy es un mero expendedor de psicofármacos». «Su contacto con el paciente y todo lo que implica la sugestión se pierde y el psiquiatra se convierte en un aplicador del manual de diagnóstico y ofrece los últimos medicamentos que ofertan los laboratorios. Es una máquina expendedora», señala.

Esta situación derivada de la pérdida de la dimensión humana de entender el sufrimiento del hombre también es padecida por los médicos que «hoy por hoy están en una ficción de ejercicio profesional porque la enfermedad tiene cada vez más base inmunológica». Keller Sarmiento indicó que «la pérdida de funcionalidad profesional» es extensible a todas las profesiones (el profesional se convierte en un autómata) y lleva a que «el cuerpo sufre inmunológicamente. Hoy, un tercio de la población mundial, sobre todo sectores medios, tiene enfermedades inmunológicas, algunas más graves que otras, y que están fuera del alcance de la medicina».

Según explicó el psiquiatra argentino, sobre la base de la vulnerabilidad inmunológica se asienta la vulnerabilidad cultural, política, económica... Keller manifestó que las condiciones inmunológicas de arranque de cada individuo van a determinar que pueda contraer o no una enfermedad. Keller y la Fundación Tyerra que él preside persigue la recuperación de la «dimensión social, la dimensión de encuentro con el otro», algo que la «medicina ha ido perdiendo».

Desde la Fundación Tyerra se propone una nueva forma de entender y resolver los problemas de la gente desde lo social. «Las claves de transformación personales no están solamente en el interior de cada uno, sino en las personas que constituyen cada uno de los contextos en los que somos construidos y en los cuales nos movemos», señala. Se trata de recuperar el lado humano de la ciencia y el carácter observacional que se ha ido perdiendo.