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JUAN MIGUEL LÓPEZ Como en todo, la entrada en vigor del euro como moneda única en los países de la eurozona no podía traer consecuencias beneficiosas para todo el mundo ni para todas las actividades económicas. Y, sin duda, las oficinas de cambio de divisas se han convertido en una de las grandes perdedoras de la llegada de la nueva moneda común. Pese a que la gran mayoría de estas empresas han diversificado su negocio hacia otros aspectos del mercado de divisas o del turístico como hizo en su día la pionera empresa polivalente de servicios Thomas Cook, quien creó la figura de los 'travellers cheques', en los últimos años aún persistía una significativa cantidad de oficinas de cambio que mantenían las líneas básicas de un pequeño o mediano negocio. Con la llegada de la moneda europea se han visto especialmente afectadas las oficinas que tradicionalmente han operado con el mercado alemán, francés, italiano o del Benelux.

Así lo reconocen varias empresas del sector como Virmoney, Quick-change, Credit Palma o Miserol Martorell, una pequeña empresa familiar que con la llegada de la nueva moneda cerrará sus puertas.

«Vamos a cerrar en enero porque ya este año pasado no hemos ganado para gastos y para el que viene todavía muchísimo menos», reconoce Josefa Bravo, actual propietaria de la empresa que le legó su marido al morir.

Pero la situación de este pequeño negocio no es más que un ejemplo. Según reconoció una trabajadora de Virmoney que no quiso facilitar su nombre, existe «gran temor» dentro del sector a las repercusiones que tendrá el cambio de moneda, e incluso «este temor se encuentra entre los trabajadores porque no sabemos qué pasará con nuestros empleos», afirma. Dentro de esta línea, la empleada de la oficina de cambio reconoció que «de hecho ya han cerrado varias oficinas de cambio muy céntricas en Palma, como las de la Plaça de la Reina o Sant Miquel» lo que demuestra que «las cosas no van a ir bien con el euro, ya que el cambio se queda reducido al mercado británico y al de fuera de la eurozona, cuando la mayoría del turismo que se acerca a la Isla es europeo».