El concorde sufrió un accidente al empotrarse contra una pared. Foto: CURRO VIERA.

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El certamen «Mallorca Jets», que se celebra este fin de semana en el aeródromo del Club Radio Control Palma (carretera Algaida-Pina, km 1), reunió ayer un total de 67 aviones por control remoto. El arte del aeromodelismo ha llegado a unos grados de perfección realmente increíbles. Mediante pequeñas turbinas, los aviones sonaron como auténticos aviones a reacción, llegando a un realismo apabullante. Pero en una demostración de estas características, donde se citaron pilotos por control remoto de toda Europa, siempre pueden surgir imprevistos. La réplica del Concorde -la auténtica estrella del festival- tuvo un pequeño contratiempo y se estrelló contra una pared, por lo que posiblemente hoy (segundo día de exhibición) no saldrá a la pista.

Ello no impidió que un millar de personas disfrutasen del espectáculo, acomodados en unas tribunas de 60 metros que permitían la visibilidad sobre la pista. Un «F-18 Super hornet-E», último modelo de este caza que ha realizado el ejército americano deslumbró al personal; el vuelo de un «F-16» pilotado por un niño de 10 años fue seguido con expectación, especialmente vistoso fue el bombardero «B-52» con 8 turbinas eléctricas y con 48 elementos (pilas); la escuadrilla de los cazas C-101 decorados de la misma manera que la «Patrulla Àguila» (que ya se pudo poder ver el 1 de mayo en ses Salines) gustó a todos.

El récord en pista de velocidad fue para Benny Van Der Goor, que llevó su avión a 430 kimómetros por hora. Entre otras exhibiciones, un «DC-9» decorado con los colores de McDonald hizo un vuelo de extrema veracidad. Hoy, domingo, se seguirán haciendo las demostraciones. Los pilotos ingleses que no pudieron prepararar sus modelos -debido a una demora en el aeropuerto de verdad- podrán demostrar su pericia a los mandos.