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Hace apenas doce meses, en septiembre del pasado año, los embalses de Cúber y Gorg Blau se encontraban al 6'80 por cien de su capacidad, con sólo 0'786 hectómetros cúbicos de reserva. La pasada semana ambos embalses se encontraban al 66'44 por cien de su capacidad, con 7'682 hectómetros cúbicos.

Las reservas de agua se han multiplicado pues por diez en tan sólo un año. Ambos porcentajes sirven para resumir, de alguna manera, lo que ha sido la preocupante y compleja evolución de las reservas de agua en Mallorca desde 1996. La Isla había entrado en 2001 en su quinto año de sequía consecutivo, igualando con ello su peor registro en el último medio siglo.

Otro momento crítico, anterior al verano de 2001, se vivió en agosto y septiembre de 2000, cuando las reservas de agua en los embalses se situaron al 8'07 y al 5'20 por cien de su capacidad respectivamente. El punto de inflexión se produjo a partir de las lluvias de noviembre del pasado año. A modo de comparación, puede recordarse que en octubre de 2001 los embalses se encontraban al 7'04 por cien de su capacidad, un mes después al 70'91 por cien y en enero del presente año al 92'52 por cien, llegando prácticamente al 100 por cien en abril.

Por lo que respecta a las pluviometrías recogidas, tomando como referencia los diez últimos años, cabe destacar que en julio de 1991, 1993, 1994, 1996, 1997 y 1998 no se recogió ni un solo litro por metro cuadrado de lluvia en los dos embalses de Mallorca. Esta situación se repitió en agosto de 1992, 1993, 1999 y 2001. El pasado año fue especialmente negativo, ya que junio también registró cero litros de lluvia por metro cuadrado en Cúber y el Gorg Blau. En cambio, en julio de este año se recogieron en ambos embalses 99'5 litros por metro cuadrado y en agosto 175 litros por metro cuadrado.

La presidenta de EMAYA, Maria Crespo, hizo ayer una valoración muy positiva acerca de la evolución de estos últimos diez meses, si bien recordó que el agua ha de seguir consumiéndose con moderación. «Es cierto que está lloviendo desde hace diez meses, pero sería un error creer que se ha cambiado completamente la dinámica meteorológica», indicó.