Rafael de Julia se convirtió en la tarde de ayer en el gran
triunfador del festival organizado en beneficio de la Asociación
Española contra el Cáncer. El diestro madrileño cuajó una gran
faena a su enemigo desde los primeros lances de recibo, rematados
con una rebolera que entusiasmó al público.
Después del puyazo (seis toros y seis puyazos, ni uno más) se
lució en un quite por chicuelinas. Pero la faena tomó altura
cuando, tras brindar al público, comenzó a ligar unos derechazos
haciendo que el morlaco arrastrase el hocico por el albero y
rematando las series con profundos pases de pecho.
Mucho y bien toreó De Julia, con el temple como principal
característica ante una embestida que no era del todo diáfana y que
podía propiciar algún enganchón, pero ahí demostró su clase el
torero, que no se dejó enganchar la muleta ni en un pase.
Interminables pases de pecho rematados hasta el rabo del animal y
unos ayudados por alto sacando los bajos de la muleta por la pala
del pitón supusieron un brillante epílogo a una gran faena. Y para
colmo, De Julia olvidó sus problemas con los aceros e instrumentó
una estocada entera en todo lo alto que hizo doblar al toro,
logrando los máximos trofeos.
Abrió plaza el maestro albaceteño Dámaso González, que demostró
una vez más su sapiencia y robó literalmente los pases a un toro
muy poco colaborador, logrando una faena de indiscutible mérito.
Basó su faena sobre la mano derecha, ya que si el pitón derecho era
poco potable, el izquierdo fue imposible, ya que el astado se
quedaba muy corto.
Tras un pinchazo y un pinchazo hondo, acabó con la vida del
animal con el estoque de un certero descabello, cobrándose un
apéndice.
Otro matador que brilló a gran altura fue el vallisoletano Manolo
Sánchez, un torero que sacó a relucir su gran técnica. De su faena
destacaron dos circulares de gran belleza con el animal humillando
a más no poder. Mató de un pinchazo y una entera, que le valieron
dos orejas.
Oscar Higares recibió a su enemigo con unas ceñidas verónicas
acabadas en los medios, que caldearon el ambiente. Desarrolló su
faena muleteril por ambos pitones, logrando pases de gran calidad.
Por el pitón izquierdo tuvo un susto al colársele el animal, pero
no se arrendró y consiguió un par de buenas series. La faena y su
gran estocada le valieron otras dos orejas.
Andrés Sánchez y José Pacheco «El Califa» apenas pudieron
demostrar sus buenas maneras ante el nulo juego de sus enemigos y
se fueron de vacío del coso palmesano.
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