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Si ayer les mostramos las últimas adquisiciones del Ejército en cuanto a camiones y misiles, hoy extraemos del mismo escenario, el castillo de Sant Carles, sede del museo militar, algunas de las reliquias convertidas en tales desde que el Ejército se ha profesionalizado, aunque éstas en concreto de un poco antes, años 80. Son las bolas, cada una de ellas numeradas, y el bombo "construido a principios del siglo XX" con el que se hacía el sorteo a los soldados de reemplazo.

Se encuentra al lado de la Sala Weyler, en lo que fue polvorín de una batería construida en la parte superior. El bombo está flanqueado por dos talladores, el de la izquierda, más antiguo que el de la derecha "y también más sofisticado", mientras que en la parte superior de las vitrinas en las que se guardan las bolas se conservan los sellos de todos los ayuntamientos de Mallorca, Ibiza y Formentera de donde procedían los mozos.

No están los de Menorca, pues tenía caja de reclutas propia. Aquellos que hemos sobrepasado los cincuenta y que siempre hemos estado empadronados en estas Islas de algún modo hemos sufrido las consecuencias del modo de girar de este bombo, que, dicho sea de paso, fue retirado a partir de los años 80, cuando los sorteos se hacían en Madrid.